Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: sábado 01 de diciembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Uno de los que utilizó carajazos para decir que pretendía unirse es el primero que patea el tablero y les dice que prefiere dar su mano benevolente al que antes lo había condenado. El nuevo barón del cemento, que había realizado una de las campañas más largas de la historia política boliviana, se dio cuenta por fin de que no es quien el pueblo quiere, porque con 10 años haciendo campaña ahora se va a su casa y dice que apoyará al que tenga mejor perfil. Nadie se lo creyó y, por ello, uno de ellos se fue, Arturo Murillo.
Otro que llegó con el mismo rostro —porque está igual o peor que en 1989— es el ‘Gallo’, que para decir que viene renovado plantea una fórmula que no tuvo aceptación en el tiempo de la conspiración y las tomas cívicas y prefecturales de 2008, que era el federalismo.
A Jaime Paz Zamora gran parte de los electores lo conoce, porque viene del MIR, la mayor estafa política del siglo XX, pues con el discurso de izquierda logró conformar una organización joven y con ideales, para luego ser un implementador de políticas neoliberales. No debemos olvidar que de ahí salió Samuel Doria Medina, Luis Revilla y los colaboradores del gobierno de Carlos Mesa.
Paz Zamora es más probable que sepulte las aspiraciones del PDC, que cree que es su salvador, y haga que sea otro partido que pierda su personería, como ya fue el MIR y el MSM.
Otra fórmula que arma Carlos Mesa, dentro de sus residuos que le quedó para su experimento, es tomar a uno de sus exministros, probablemente el único para una tarea estrictamente técnica, porque políticamente ninguno de estos cumple con el requisito: ni Mesa ni Pedraza tienen los marcos esperados para llenar las expectativas.
Podemos decir que Mesa fue una flecha, una pieza en el conjunto de una estrategia diseñada por otros, con la viveza criolla de siempre o por consejo del otro Sánchez que está en EEUU.
Mesa, aprovechando el momento de dinámica política generada por su cargo de vocero, se ha despachado con una denuncia de lo más hipócrita, ya que un día se inscribe para las primarias, y al día siguiente pide —vía Twitter— que las elecciones no se realicen por no haber competencia interna, una demostración que muestra que antes de ir a la pelea ya se escapa, por eso inventa esos dispositivos mediáticos para distraer a la población.
No cabe duda de que Mesa quiere posicionarse como un potencial candidato presidenciable frente a la carencia de liderazgos en el ala neoliberal de la política nacional, y sus halagadores conceptos van dirigidos a esa militancia que deambula en varios sentidos, especialmente la fracción gonista neoliberal.
Y finalmente, el otro esperpento de binomio ante la carencia de recursos potenciables en la oposición les pasó a los Demócratas, al crear un experimento medio raro, un cruce camba-colla muy forzado, en la desesperación de desligarse de los exaliados de Samuel.
Nos encontramos en plena batalla política e ideológica, pero por sobre todo de una propuesta al pueblo que esperaba el anuncio de “algo nuevo” y, al margen del oficialismo que encara con mayor fuerza los temas de su agenda para 2025, notamos claramente la ausencia de esos planes y programas de los binomios que llegan con su propia “agenda de intereses comunes”.
Los discípulos criollos de Macri crearon pequeños monstruos, pensando que les llegó la hora de preparar el retorno neoliberal, ya que ninguno de los que actúa como líder opositor ha dado la talla frente al gobierno de los movimientos sociales, por eso esa actitud rastrera con Macri que se une a los poderosos como Trump en el G20 para diseñar su estrategia ofensiva.
Por ello es necesario tomar en serio a estos grupos que son actualmente el ariete de la ofensiva imperialista en Bolivia, son los instrumentos de lo que se ha denominado “el efecto dominó”, es decir que solamente es cuestión de tiempo y un pequeño empujón para terminar con el proceso de cambio, ésa es la verdadera intención de estos nuevos Frankenstein de la política.
Los intentos de organizar una oposición fuerte y unida que haga frente al MAS, como pretendían, ha fracasado. Ésta es una más y pensamos con igual destino, porque son los mismos interesados, por eso ven ante su fracaso que lo más viable es suspender las primarias porque otra vez están en la lona.