Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: viernes 30 de noviembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Se terminó el plazo para la inscripción de las candidaturas a presidente y vicepresidente por parte de los partidos y coaliciones que se presentarán a las elecciones generales de 2019.
Son nueve binomios que el Tribunal Supremo Electoral debe habilitar hasta el 8 de diciembre, para comenzar la precampaña de cara a las primarias del 27 de enero. De los 18 postulantes de esos nueve binomios, sólo hay tres mujeres, y no hay aspirantes jóvenes.
En principio, y según la fuerza electoral, capacidad partidaria, y las encuestas que se tienen hasta el momento, sólo hay tres candidaturas que tienen posibilidades de sacar más del 10% de los votos.
Por un lado, el binomio conformado por Evo Morales y Álvaro García Linera, postulados por el MAS-IPSP. La dupla ganadora de tres elecciones presidenciales (2005-2009-2014), siempre con más del 50% de los votos. El sentido común dice que cuando algo funciona, no hay que cambiarlo, y por lo tanto tiene sentido que sean Evo y Álvaro los que representen a las mayorías sociales en la elección de 2019.
Será necesario que el MAS actualice su programa a partir de la Agenda 20-25 para seducir a sectores descontentos, a algunas clases medias urbanas y jóvenes que no conocieron el neoliberalismo, pero siempre bajo el liderazgo de Evo y Álvaro.
En segundo lugar, llama la atención que, en el último día para inscribirse, se rompiera la coalición formada por Samuel Doria Medina y Rubén Costas, y que el Gobernador de Santa Cruz presentara un binomio conformado por dos senadores, el cruceño Óscar Ortiz y el potosino Edwin Rodríguez.
Doria Medina ya anunció que apoyará al aspirante opositor mejor posicionado, que podría ser Carlos Mesa; prácticamente saldrá de la escena política y su partido tiene una vida con cuenta regresiva.
Mesa se presenta junto a Gustavo Pedraza, en alianza con SOL.bo de Luis Revilla, en una fórmula que pretende simbolizar cambio y alternativa al MAS, aunque la misma sea liderada por el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien fuese después Presidente de la última fase del período neoliberal en Bolivia, secundado por uno de sus ministros cuyo principal mérito al parecer es tener un título en Harvard y ser de Santa Cruz, un territorio donde Mesa no es muy apreciado. Ambos son sospechosos de algún grado de participación en el caso Lava Jato.
Llama la atención la hipocresía del ya candidato presidencial Mesa, que un día se inscribe para las primarias, y al día siguiente pide —vía Twitter— que las elecciones no se realicen por no haber competencia interna.
Excepto el MAS, que presenta la fórmula que ha funcionado durante 12 años, la responsabilidad de que no haya más mujeres, jóvenes o binomios alternativos, es de los partidos de oposición, que siguen operando bajo las lógicas neoliberales del pasado, y rechazan cualquier posibilidad de democratizar las decisiones y las postulaciones. Son los partidos del neoliberalismo los que tienen que explicar por qué no abren sus candidaturas a más binomios, no ampararse en la ley y en los tiempos electorales.
En 2019, el dilema no será entre el MAS y el cambio. Será entre la gestión y la continuidad de un proyecto, o el retorno de la vieja política. Y ya hemos visto cómo funciona la vieja política cuando recupera el poder, como en Argentina y Brasil.