Medio: La Patria
Fecha de la publicación: lunes 11 de diciembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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Por supuesto que estamos hablando de elecciones, y ya que se cumplió la de seleccionar jurisconsultos para el órgano judicial del país, los preparativos en adelante estarán dirigidos a las elecciones generales, en las que los bolivianos elegiremos gobernantes para el poder ejecutivo y parlamentarios para el legislativo, poderes al fin en las dos instancias y cargos apetecidos en todos los niveles por la clase política, que pugnará por ocuparlos con las mayores ventajas.
Contenido
Ya se anticipa que el 2018 será un año electoral, pues las fuerzas políticas y en especial la oficialista, dirigirán su mayor atención a la promoción de sus candidatos tomando en cuenta que la repostulación de los principales gobernantes ha sido facilitada por un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), pese a las posiciones de reclamo legal de varios sectores que observan como transgresión ese hecho que puede cambiar el futuro escenario político del país.
Lo ocurrido el pasado día 3, con resultados que eran propiamente "cantados" en respuesta a la promoción del voto nulo y en rechazo a la decisión del TCP se dio en el alto porcentaje del voto ciudadano sin elegibilidad que superó más del 50 por ciento de los votos válidos, que siendo numéricamente menores, permitieron elegir a los nuevos magistrados. Se considera incompleta la tarea del órgano electoral que eludió de manera irregular su responsabilidad de hacer conocer oficialmente el número y porcentaje de los votos nulos y los blancos, detalle que mostraría una realidad política motivada por la decisión ciudadana.
Ciertas cosas cambiarán para la próxima contienda electoral, porque así como se afirma la participación de la fórmula oficialista, posiblemente se dé el fenómeno de siempre con un registro de varios partidos políticos y hasta algunas agrupaciones ciudadanas que buscarán apoyarse en las perspectivas de algunos partidos para obtener las ventajas que los votos comprometidos otorgan a cambio de la "factura" que cada elector cobra en el momento más oportuno.
En el momento actual se perfila una decena de partidos, entre los tradicionales que volverán a la batalla, otros que buscarán acomodarse entre algunas opciones y algunos que posiblemente ajusten su presencia electoral en un solo frente de oposición, cosa poco probable pero tampoco imposible, si de todos modos las fuerzas de mayor arraigo unen criterios y definen candidatos.
La partidocracia es un elemento de práctica "tradicional", como señalan los analistas, sabiendo que el multipartidismo ha sido modelo en los procesos de transición democrática, por la vía de elecciones. Ha habido ocasiones en que más de una docena de partidos habilitaron candidatos y atomizaron el espacio electoral distorsionando el valor del voto y la alternativa partidista de crear una corriente de verdadero poder, que sólo se logra con un alto porcentaje de apoyo colectivo.
Las cosas se vislumbran con una serie de dudas sobre las opciones de crear una fuerza de partidos que alineados en la oposición, coloquen al electorado a definir entre dos o máximo tres corrientes la suerte del país, lo que significaría rescatar la mayor cantidad de votos, tras una equilibrada confrontación de ideas, programas, posibilidades y condiciones aceptables en el marco de la democracia y el respeto a la Constitución y sus leyes.
De momento hay llamados partidistas para unir fuerzas y las invitaciones llegan hasta los líderes ahora visibles en la oposición. Todo hace pensar que los partidos políticos están frente a un reto de suma importancia en defensa de la democracia.
Lo ocurrido el pasado día 3, con resultados que eran propiamente "cantados" en respuesta a la promoción del voto nulo y en rechazo a la decisión del TCP se dio en el alto porcentaje del voto ciudadano sin elegibilidad que superó más del 50 por ciento de los votos válidos, que siendo numéricamente menores, permitieron elegir a los nuevos magistrados. Se considera incompleta la tarea del órgano electoral que eludió de manera irregular su responsabilidad de hacer conocer oficialmente el número y porcentaje de los votos nulos y los blancos, detalle que mostraría una realidad política motivada por la decisión ciudadana.
Ciertas cosas cambiarán para la próxima contienda electoral, porque así como se afirma la participación de la fórmula oficialista, posiblemente se dé el fenómeno de siempre con un registro de varios partidos políticos y hasta algunas agrupaciones ciudadanas que buscarán apoyarse en las perspectivas de algunos partidos para obtener las ventajas que los votos comprometidos otorgan a cambio de la "factura" que cada elector cobra en el momento más oportuno.
En el momento actual se perfila una decena de partidos, entre los tradicionales que volverán a la batalla, otros que buscarán acomodarse entre algunas opciones y algunos que posiblemente ajusten su presencia electoral en un solo frente de oposición, cosa poco probable pero tampoco imposible, si de todos modos las fuerzas de mayor arraigo unen criterios y definen candidatos.
La partidocracia es un elemento de práctica "tradicional", como señalan los analistas, sabiendo que el multipartidismo ha sido modelo en los procesos de transición democrática, por la vía de elecciones. Ha habido ocasiones en que más de una docena de partidos habilitaron candidatos y atomizaron el espacio electoral distorsionando el valor del voto y la alternativa partidista de crear una corriente de verdadero poder, que sólo se logra con un alto porcentaje de apoyo colectivo.
Las cosas se vislumbran con una serie de dudas sobre las opciones de crear una fuerza de partidos que alineados en la oposición, coloquen al electorado a definir entre dos o máximo tres corrientes la suerte del país, lo que significaría rescatar la mayor cantidad de votos, tras una equilibrada confrontación de ideas, programas, posibilidades y condiciones aceptables en el marco de la democracia y el respeto a la Constitución y sus leyes.
De momento hay llamados partidistas para unir fuerzas y las invitaciones llegan hasta los líderes ahora visibles en la oposición. Todo hace pensar que los partidos políticos están frente a un reto de suma importancia en defensa de la democracia.