Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 28 de noviembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Desde el anuncio de las elecciones primarias y generales, hay una especie de "carrera de competencias" entre el partido de gobierno, MAS, y los grupos de oposición en los que están inmersos varios partidos políticos; pero, el MAS, seguro de ganar porque cuenta con todos los medios logísticos, con el dinero y la intención firme de su candidato y extrema todo sistema o método y hace proselitismo difícil de competir. Por su parte, los grupos de oposición no se sienten solos y también, cada quien, a su modo y circunstancia, hace lo que puede; pero…
Contenido
Para la colectividad, de la que saldrán los votantes, lo importante sería que todos, oficialistas y opositores, muestren capacidad moral para intervenir en los procesos electorales porque el pueblo, desde hace varios años, vive descorazonado y decepcionado de lo que la política hace; se hace difícil creer todo lo que se pregona porque se tiene conciencia de que la publicidad y la propaganda pueden adentrarse en las conciencias de la gente y, por otro lado, con lo poco que pueden hacer los políticos que quieren enfrentarse como oposición.
El pueblo está cansado del populismo y la demagogia; vive decepcionado por tanto que se le ofreció y tan poco que se cumplió; se anuncian realizaciones que están muy lejos de ser realidad; se viven situaciones en que se desearía contar con obras de bien común como es el caso de hospitales, colegios y centros que sirvan al país y, en cambio, se muestra lo que tiene poco mérito o está muy lejos de las necesidades populares; así, ninguna labor proselitista en busca de adeptos es positiva; al contrario, decepciona y angustia.
El gobierno, conjuntamente su partido, debería hacer acopio de dotes morales, retomar virtudes, valores y principios que se quiso mostrar al principio de su mandato el año 2006 y los olvidó porque el poder ciego y no da lugar a razonamiento positivo alguno. Por su parte, quienes terciarían en los procesos electorales, no deberían dedicarse a la crítica inmoderada al gobierno y su partido sino mostrar que ellos son poseedores - o quieren tener o incrementar - virtudes, valores y principios que están decididos a poner al servicio del país; que los procesos de elecciones no serán escaleras para subir al poder sino medios para servir y adquirir, en el día a día, conciencia de país haciendo acopio de vocación de servicio. El pueblo, por lo que conoce a muchos de los candidatos, sabe de sus virtudes y cualidades tanto como de sus yerros y pecados; conoce que los políticos no necesitan de proselitismos para conseguir adeptos que, con seguridad, surgirán conforme ellos muestren dotes morales.
El pueblo está cansado del populismo y la demagogia; vive decepcionado por tanto que se le ofreció y tan poco que se cumplió; se anuncian realizaciones que están muy lejos de ser realidad; se viven situaciones en que se desearía contar con obras de bien común como es el caso de hospitales, colegios y centros que sirvan al país y, en cambio, se muestra lo que tiene poco mérito o está muy lejos de las necesidades populares; así, ninguna labor proselitista en busca de adeptos es positiva; al contrario, decepciona y angustia.
El gobierno, conjuntamente su partido, debería hacer acopio de dotes morales, retomar virtudes, valores y principios que se quiso mostrar al principio de su mandato el año 2006 y los olvidó porque el poder ciego y no da lugar a razonamiento positivo alguno. Por su parte, quienes terciarían en los procesos electorales, no deberían dedicarse a la crítica inmoderada al gobierno y su partido sino mostrar que ellos son poseedores - o quieren tener o incrementar - virtudes, valores y principios que están decididos a poner al servicio del país; que los procesos de elecciones no serán escaleras para subir al poder sino medios para servir y adquirir, en el día a día, conciencia de país haciendo acopio de vocación de servicio. El pueblo, por lo que conoce a muchos de los candidatos, sabe de sus virtudes y cualidades tanto como de sus yerros y pecados; conoce que los políticos no necesitan de proselitismos para conseguir adeptos que, con seguridad, surgirán conforme ellos muestren dotes morales.