Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: sábado 24 de noviembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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¿Qué ha pasado? Seguro que hay algo que hace que este sistema esté fallando. Seguro que está en pleno proceso de modernización, pero a partir de mecanismos arcaicos y capaces de ser adulterados o falsificados. Que se utilice un nombre y una documentación sin autorización directa del individuo que aparece como registrado, es un delito penal.
Los electores que se han encontrado con la sorpresa de ser militantes jurados del Pan, Pin Pon, Pum, tienen el derecho, inalienable de demandar al partido que ha presentado los libros adulterados. Que me hice del Pun y no me acuerdo, no es lo mismo que mi nombre aparezca en el Pun sin que yo jamás hubiera firmado tal militancia.
Que yo soy del Pin y no aparezco en las listas es también grave.
De lo que se trata es de sanear los registros. Están los libros en manos del Tribunal, está la información y están los detalles de cada individuo. Por lo tanto, no es difícil sanear a una velocidad tope.
No podemos confiar en un registro que aparece con errores de tal magnitud. No queremos confiar en los datos que aparecen en el padrón y en los registros como no autorizados.
El TSE ha sido muy responsable en sanear los registros, en eliminar a los difuntos, en desechar a los menores de edad registrados. Es el momento de que el TSE haga fuerza de su autoridad y demuestre su independencia y su calidad de ser un instrumento que garantice la democracia y la justicia en las elecciones.
Esperemos que de este “chenco” genial salga una solución ejemplar.
Filósofo y sociólogo