Medio: El Día
Fecha de la publicación: lunes 11 de diciembre de 2017
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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Estas dudas impresionan como razonables si se contemplan los datos fríos que acompañan sus razonamientos. En primer lugar, la tasa de inflación bordea el cuatro con cincuenta por ciento, el déficit fiscal del sector público no financiero alcanza un poco más del ocho por ciento respecto del Producto Interno Bruto, mientras que el presupuesto consolidado del gasto en el sector público llega a los doscientos catorce mil seiscientos cincuenta millones de bolivianos. Tales cifras están por debajo del promedio anual registrado en la última década. De modo adicional, con excepción del déficit fiscal que es siete veces mayor, y el gasto consolidado del sector público, que ha subido.
Voces preocupadas del sector empresarial han expresado sus dudas razonables. El creciente déficit fiscal y comercial son los argumentos más fuertes, mientras que la ausencia de inversiones de capitales foráneos parece terminar de darles la razón. Si la economía nacional crece cada vez menos, resulta comprensible que algunos sectores productivos permanezcan estancados, con tendencia a empeorar. Además, el rigor e inflexibilidad de las normativas laborales y la presión creciente de la administración tributaria siguen siendo los obstáculos más visibles. Todavía más, el solo pago del segundo aguinaldo se ha convertido en un “vía crucis” cada vez más difícil de sostener.
La evidente contracción de la economía nacional permite esas dudas que solo se despejarán si las previsiones del Gobierno resultan acertadas. Para ello, habrá que esperar que los precios petroleros en el mercado internacional también se recuperen, aspecto que resulta una incógnita, lo que alimenta la incertidumbre. La lucha contra el contrabando necesita ser fortalecida en grado superlativo para que los productos nacionales resistan la competencia desleal e ilegal que los relega en el mercado interno. La eliminación planificada y consensuada de los escollos que impiden o dificultan el mejor desempeño de la actividad empresarial privada deviene en necesidad imperiosa.
Se trata, también, de evitar que las empresas se vean obligadas a recurrir a la reducción de personal y mano de obra, con el efecto negativo que esa medida conlleva. No obstante, esa figura amenazante persigue al sector empresarial de una manera constante por efectos de la desaceleración de la economía. Las expectativas gubernamentales no convencen del todo a los empresarios. Por ello, resulta imprescindible que la inversión de capitales extranjeros sea una realidad de una vez por todas. Conviene que se escuche el reclamo empresarial por mejores condiciones para colaborar con el desarrollo del país. Mientras, las dudas razonables prevalecerán por sobre las previsiones optimistas.
Conviene se escuche el reclamo empresarial por mejores condiciones para colaborar con el desarrollo del país. Mientras, las dudas razonables sobre el crecimiento económico prevalecerán por sobre las previsiones optimistas.