Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 21 de noviembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Hace algunos días escribí un artículo en el que me preguntaba si el Vice estaba nervioso. Mi interrogante se basaba en los últimos mensajes que éste había enviado a los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), queriendo condicionar de alguna manera la decisión que deberán tomar el 8 de diciembre con relación a la legalidad o no de la repostulación del binomio Evo-Álvaro. Pero la verdad es que creo que me equivoqué.
En realidad creo que quien está nervioso, no es el Vice, sino el Presidente. Sus nervios afloran en sus ademanes, modales y palabras. Hace algunos días se salió de control y profirió algunos adjetivos en contra de su principal opositor, Carlos Mesa. Mencionó: “Quiero decirles, hermanos, desde aquí, a Bolivia y al mundo, no soy cobarde ni maleante como Carlos Mesa”.
Me parece que pocas veces en la historia de nuestro país, un jefe de Estado se había referido de esa manera a una exautoridad, a un expresidente. Además de ser calificativos por demás coloquiales, denotan un sentimiento de bronca extrema de parte del “Primer hombre de Bolivia”. O, tal vez, sea un sentimiento de impotencia al no saber qué hacer frente a un candidato de la oposición que se muestra muy fuerte en las encuestas y al que acompaña una tendencia positiva de adhesión ciudadana conforme pasa el tiempo.
Seguro las encuestas del Presidente le muestran que, de seguir su tendencia a la baja, la derrota del Movimiento Al Socialismo (MAS) es inminente. Por eso, tal vez el Presi va lanzado mensajes a su militancia, obligada o no, advirtiéndoles que por culpa de las redes sociales es posible que pierda la presidencia. Otro aspecto que muestra los nervios de Evo tiene que ver con las amenazas autoritarias que lanzó en esa misma oportunidad al expresidente, creyéndose el todopoderoso rey de Bolivia.
Sólo se habían escuchado amenazas parecidas en los años de la dictadura boliviana, cuando, por ejemplo, Arce Gómez advirtió a los bolivianos andar con el testamento bajo el brazo. Simple y llanamente Morales advirtió: “Yo quiero decir, desde acá a Carlos Mesa, que tiene 24 horas para presentar pruebas sobre Evo o retractarse, sino tendrá que atenerse a las consecuencias”. Sería bueno saber a qué consecuencias debe atenerse Carlos Mesa.
Lo preocupante del tema es que los nervios del Presidente, lejos de ayudarlo a ganar adherentes, lo perjudican. Según una encuesta de la empresa Encuestas y Estudios, los bolivianos están cansados de tanto autoritarismo y hartos de percibir tantos intentos del Presidente, y de su entorno, de querer perpetuarse en el poder. De hecho, 70% de la opinión ciudadana, medida en dicha encuesta, rechaza la posibilidad de repostulación de Evo Morales y Álvaro García.
En ese sentido, si Evo Morales quiere llegar en medianas condiciones al 8 de diciembre, debe cambiar el estilo de su discurso. Debe dejar de lado la agresión y optar por otra estrategia.
Por otro lado, creo que el Presidente debe hacer caso al viejo y conocido refrán, “No mires la paja del ojo ajeno antes de mirar la viga que tienes en el tuyo”. Si Evo está absolutamente decidido a lanzar un calificativo violento en contra de un adversario, debe preguntarse si ese calificativo puede aplicarse a él o bien si la gente que no lo quiere va a utilizar ese mismo calificativo en su contra.
Finalmente, el Presidente debe ser coherente con lo que dice y con lo que hace o con lo que hizo. Seguramente, la gente se pregunta si el Primer Mandatario cree que Mesa es un cobarde y un maleante, ¿por qué lo nombró como vocero en un tema tan importante como la demanda marítima boliviana?
En resumen, Morales, después de más de 12 años de gobierno debería haber asumido un comportamiento de un Presidente de verdad. Desde siempre se le observó una actuación que más bien parece propia de un dirigente sindical y no la de un hombre de Estado, de un mandatario. Ya sólo le queda un poco más de un año en el gobierno, ¿será que aprende?
Jorge Dulon Fernández es cientista político y administrador público.