La decisión final se conocerá luego de una elección, cuando el soberano decida a quién elegir. Ahí radica el poder del pueblo.
Ojalá el Tribunal Supremo Electoral, el cuarto poder, desarrolle la capacidad de ejercer autoridad para cuidar y garantizar el voto libre y soberano que son derechos políticos de la ciudadanía, tal como está considerada la sentencia del TCP.
Quienes se rasguen las vestiduras sobre esta decisión legal y el funcionamiento de las instituciones legalmente constituidas que hace al Estado de Derecho, pilar fundamental de la democracia, lo harán con el mero interés de confundir, sabiendo que la democracia es el poder del pueblo y no quieren respetarla o no les interesa aquello.
Ellos, los de la línea de la confusión, tendrán que preguntarse si están acorde a la nueva era, donde el pueblo conoce sus derechos.
Lo importante es que el pueblo tenga certeza de tener todas las opciones posibles para poder decidir, inclusive más allá de las interpretaciones ‘leguleyescas’ y los que estén en cancha deben valorar correctamente las estructuras orgánicas de la sociedad, quienes impulsaron la toma de poder democráticamente y la sostuvieron, con los sacrificios que ello significó y que solamente ellos pueden contar.
Insistimos, la cancha ya fue rayada y el pueblo decidirá en el futuro nuevamente. En ellos se está depositando la decisión y lo otro, son simples acciones no democráticas.