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Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 19 de noviembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El oficialismo tenía la esperanza de que, una vez lanzada la competencia electoral, la oposición se dividiera en varias facciones. Al final, ni Rubén Costas ni Luis Revilla ni Tuto Quiroga se presentarán y la oposición tendrá solamente dos fuerzas principales.
Así, el campo opositor estará dividido por una candidatura más centrista, como la de Carlos Mesa, y otra de centroderecha, como la que construyen UN y MDS. Los otros candidatos opositores, según las encuestas, tienen individualmente el 1% o menos de respaldo. Así que, por ahora, no existe riesgo de dispersión electoral. Félix Patzi podría más bien restarle votos a Evo Morales, aunque se podría prever una posterior alianza en el Legislativo.
Con tres candidatos principales se podría tener un escenario en el que Morales y Mesa se aproximen al 40% de los votos cada uno, más un 15% o 20% para Doria Medina. Ello forzaría la realización de una segunda vuelta, que Mesa vencería 60-40, según prevén los sondeos. Nunca había estado más cerca la posibilidad de la recuperación democrática en el país.
Esa situación es la que se daría si es que el partido se definiera en la cancha. Ya una vez la oposición le ganó a Evo a nivel nacional (21F) y lo podría seguir haciendo en el futuro. El problema es que Morales y sus asistentes dominan las instituciones que le podrían permitir ganar “en mesa”. Por ejemplo, inhabilitar al candidato opositor favorito, impedir que se desarrollen la primera o segunda vueltas electorales o cualquier otra trampa por el estilo. El MAS ha demostrado una gran habilidad para torcer la ley, violar la Constitución y dejar a la democracia en riesgo. Nada impide que lo siga haciendo.
Hacerlo, sin embargo, generaría riesgos muy elevados, como convertirse en un Gobierno paria de la región, al estilo del de sus amigos Maduro y Ortega, y de enfrentar serios conflictos internos, con protestas y nula legitimidad.
Si gracias a la movilización ciudadana se logran impedir las trampas del MAS, la recuperación democrática estará próxima. De ahí surgen los temores de Evo.