Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 18 de noviembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Más ruido que nueces generó la fecha de inscripción de alianzas. Lo que se esperaba como el gran momento de configuración del escenario político, fue más bien algo parecido a un rompecabezas, en el que se insinúan algunas cosas, pero no quedan claras muchas otras. Lo primero que no queda claro, aunque ya estamos de cabeza en la carrera electoral, es si el Órgano Electoral optará finalmente -el próximo 8 de diciembre- por validar al binomio gubernamental para otra elección. El MAS incluso ya ha proclamado a Evo como su único y gran candidato y éste se comporta como tal en todos los escenarios, atacando adversarios y hasta haciendo premoniciones en caso de que no gane las elecciones.
En el campo opositor ha pasado todo menos lo inicialmente predecible. La alianza entre Demócratas y Unidad Nacional era la única descartada en principio por las malas experiencias del pasado, pero finalmente tanto Costas como Doria Medina vieron que Carlos Mesa no estaba al alcance y decidieron polarizar con él. Al menos por ahora.
A este bloque se han unido otras agrupaciones políticas que, al parecer, apostarán por elegir un binomio definitivo en primarias. En otras palabras, el candidato de UN Samuel Doria Medina podrá finalmente realizar las primarias que su estatuto prevé y que él tanto defendió, en las que muy probablemente él mismo sea elegido.
En cuanto al FRI, liderado por el expresidente Mesa, la única alianza sellada es la que se realizó con SOL.bo y un medio centenar de plataformas ciudadanas. Hace unos días se unió a este bloque, que terciará con el nombre de Comunidad Ciudadana, el gobernador de Tarija, Adrián Oliva, que representa a la agrupación Todos.
Al parecer Mesa se decidió por negociaciones regionales y casi individuales, y no pudo llegar a acuerdos con los grandes partidos opositores. Se dice que con UN nunca hubo afinidad y con Demócratas pudo influir el caso Leyes (sobre quien el partido de Costas ha cerrado filas) y los altisonantes pedidos de federalismo de algunos de sus miembros.
Por otro lado, Mesa y el FRI pueden haberse sentido influidos por algunas opiniones de la calle y de las encuestas, en el sentido de que las alianzas con los partidos mencionados le restaban, no le sumaban votos.
También desbaratando rumores, los otros partidos tradicionales concluyeron ir solos a las primarias y a las elecciones del próximo año. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) encabezado por Luis Eduardo Siles; el Movimiento Tercer Sistema del gobernador de La Paz, Félix Patzi; el Frente Para la Victoria (FPV); el Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL), el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y la UCS. Este último llevará como candidato a Víctor Hugo Cárdenas, que está también rompiendo esquemas con posiciones ultraconservadoras (como el rechazo a la “ideología de género”).
Vistos y considerados, este variopinto conjunto de siglas disparan cada una para su lado. No se logró lo que se decía que era importante: una unidad de la oposición que polarice y enfrente la poderosa maquinaria oficialista.
Con todo, a pesar de las expectativas, al parecer esta gran unidad nunca fue ni posible ni deseable y las diferencias son mayores que las semejanzas. Para el MAS, sin embargo, este conjunto de opciones es temporal, pues al final son todas contra Evo y su proyecto continuista. Para otros, la dispersión sólo puede favorecer al partido de gobierno y restar posibilidades al candidato polarizador más fuerte hasta este momento: Carlos Mesa, quien deberá pugnar contra Evo y contra todos los demás opositores.
No se puede, no obstante, predecir nada en una campaña que apenas empieza y que sabemos será encarnizada. Ya que no se ha logrado coincidencias entre posiciones opositoras, al menos habrá que esperar que exista diversidad de buenas propuestas para el elector boliviano, que será quien finalmente decida el futuro del país.