Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 16 de noviembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El presidente Evo Morales cree que el albañil potosino Rafael Chambi salió en las primeras planas de los periódicos porque gritó “Bolivia dijo No”. Hay que aclararle al Presidente que el ciudadano en cuestión saltó a las portadas porque fue detenido y, peor aún, porque fue imputado por atentado a altas autoridades del Estado, lo que se sanciona con cinco a 10 años de cárcel.
La detención ya fue un abuso, pero lo fue aún más la decisión de la Fiscalía potosina de imputarlo por un delito que Chambi no cometió.
Como se sabe, la Fiscalía no pudo probar la agresión y la justicia determinó que Chambi cumpla detención domiciliaria mientras se defiende y que se presente tres veces a la semana para firmar el libro que prueba que está a disposición de las autoridades.
Pese a que la jueza decidió darle esa medida sustitutiva a la detención preventiva, sigue siendo un abuso que Chambi esté impedido de trabajar y de circular normalmente por haber ejercido su derecho a la libertad de expresión.
Tal como sucede en las efemérides departamentales, el presidente Morales decidió gobernar desde Potosí por algunos días, lo que finalmente no pudo hacer por el incidente que terminó convertido en escándalo. De hecho, el mandatario ni siquiera pudo estar presente en la sesión de honor en homenaje a Potosí.
Chambi fue detenido luego de haber gritado la frase “Bolivia dijo No” y de haberle exigido al mandatario que respete el referéndum del 21 de febrero de 2016. Para sostener que hubo un atentado, tanto la Fiscalía como autoridades de Gobierno indicaron que Chambi, además de gritar aquella frase, lanzó coca o agua en contra del Presidente.
Sin embargo, y pese a que difundió un video del incidente, ni la Fiscalía ni el Gobierno pudieron probar la agresión. El video, pese a que está convenientemente editado, no muestra que Chambi lance algo contra el mandatario.
Tras eso, se sucedieron otros hechos oprobiosos. Por ejemplo, se filtró un video en el que alguien que parece ser un agente de la Policía coacciona a Chambi diciéndole que puede ir a la cárcel de Cantumarca. Pese a eso, cuando esa voz le pregunta al detenido sobre lo que le diría al Presidente, éste se mantiene firme y señala que es “un dictador”.
El otro hecho vergonzoso para las autoridades tiene que ver con la carta de disculpas que la madre de Chambi tuvo que hacer pública, como si su hijo hubiera cometido algún acto delincuencial. Pero, ni las disculpas sirvieron, pues ahora esa madre y ese hijo tendrán que enfrentar un proceso penal nada menos que por “atentado” contra el presidente Morales.
Este caso demuestra que la salud de nuestra democracia no es buena, que no existe independencia de poderes y que el derecho a la libertad de expresión está siendo vulnerado para proteger la imagen del Presidente.
Además de acusar, el presidente Evo Morales y su gobierno deberían hacer un examen de conciencia sobre lo que hicieron o dejaron de hacer por Potosí.
En primer lugar, aún está fresco en la memoria el mayor desplante que el Presidente le hizo a ese pueblo, cuando una marcha cívica llegó hasta La Paz para pedirle una audiencia y él se negó a recibir a una comitiva para hablar de sus demandas.
El olvido centenario de Potosí se ha replicado en el gobierno de Morales y ese pueblo que otrora le dio cuatro senadores ahora no quiere saber del mandatario.
Los índices de aprobación de Morales son ahora bajos en Potosí y eso será muy difícil de revertir con anuncios de que se harán inversiones millonarias, puesto que la dignidad de un pueblo está herida. Y sabemos todos que la dignidad no se compra ni se vende.
La imagen del Presidente en Potosí seguramente ha empeorado tras el incidente de Chambi que, si bien no ha ido a Cantumarca, debe estar recluido en su casa, como un recordatorio a los potosinos de que nadie puede ofender al Presidente, aunque esa supuesta ofensa sea la más prístina verdad: que Bolivia dijo No.