Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 15 de noviembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El MAS lleva gobernando casi 13 años. Lo hizo con comodidad porque tuvo dos capitales a su favor. El primero, el boom de los precios de las materias primas, que le permitió malgastar los recursos públicos, llenar de prebendas a sus militantes, cooptar movimientos sociales, dominar a las Fuerzas Armadas y a la Policía con recursos estatales y despilfarrarlos sin ningún respeto de la austeridad y, menos aún, de la ética. El segundo, la división de la oposición que, siendo pequeña, tendió a subdividirse más y más. La oposición le facilitó la tarea al MAS, eso parece que no lo han entendido sus líderes. Es mucho decir líderes, pero recurramos a esa palabra.
Hace meses que los políticos de la oposición y de muchas plataformas ciudadanas vienen discursando sobre la unidad. Nos han dicho que esa es la manera de vencer a Morales, a ese Presidente que trata de maleantes, cobardes, delincuentes confesos a todos los que no están en su carro; a ése que usa el adjetivo como explicación política, a ése cuyo ego se le infló hasta hacerse su propio museo y su palacio, a ése que construyó un edificio para la Unasur que es utilizado por sus movimientos sociales.
A ése que por comodidad-vanidad viaja en dos helicópteros desde San Jorge hasta la plaza Murillo, a ése que se emborracha de “ocultitas” para que no lo critiquen sus adversarios, a ése que –como algunos dictadores del pasado– da 24 horas a sus enemigos para que se retracten de lo que él entendió lo molestaba.
Sí la oposición y las plataformas dijeron que era necesaria la unidad, ¿creían en lo que hablaban? ¿O deseaban la unidad en torno a cada uno de ellos? ¿Saben esos jefes de la oposición lo que es la grandeza de ceder un paso a otros para buscar el bien común? ¿Han tenido actos de grandeza para impulsar la democracia?
Bolivia es un país donde la cultura política está dominada por el caudillismo, pero es risible que seamos un país de decenas de caudillitos que no pisan realidad, pues muchos de ellos no se dan cuenta o, en su ceguera, no ven que no logran enamorar ni al 2% de la población. Las más de las actitudes de esos opositores están llenas de mezquindad y de falta de grandeza.
La aparición de las plataformas ciudadanas le dio mucho oxígeno a la política, en buena medida, gracias a ellas fue posible el 21 F y las movilizaciones en favor de su defensa. Pero es pedirle peras al olmo creer que ellas no están contaminadas por la cultura política de este país, por la lógica caudillista.
Cada una de ellas tiene sus amores, sus afinidades, pero poseen más desamores. Al hablar de unidad, también ellas la proponen, pero en torno a sus ideas, alrededor de quienes creen son los mejores que, con seguridad, son pocos o a veces, ninguno.
Muchos miembros de las plataformas han dicho que lo único que importa es la defensa del 21F y no las “componendas” electorales que favorecen el camino de la repostulación de Morales. Pero, a la hora de hablar de alianzas, varias de ellas han demostrado que, en realidad esperaban caminar hacia la suya propia, con la gente afín a ellos.
Tienen todo el derecho a actuar así, sus decisiones son respetables, pero no es necesario decir que el traje inmaculado que llevan no puede ser manchado por la búsqueda de una unidad “tóxica” que les quite su pureza.
También hay muchos que, sin ser de plataformas, exigen a la gente salir a las calles para defender el 21F, gritan con mucha fuerza que no hay que facilitar la componenda electoral, pero quienes hemos tenido hermanos-jóvenes, asesinados por las dictaduras en las calles, sabemos bien que la mayoría de quienes van a las calles son los jóvenes y son ellos quienes pierden la vida. Un deber de madurez es cuidar la vida de los jóvenes.
Cada partido, cada plataforma, hace esfuerzos por explicar las razones del por qué no se alían con otros. A todos, o casi a todos, les ven peros, problemas, pasados inexplicables, pero no logran mirar que el presente es la posibilidad de la repostulación y la reelección de Morales si ellos caminan cada quien por su lado. Sí, son esos políticos de la oposición que, al negar la unidad “tóxica” con otros, nos regalarán otro gobierno de Morales; son reyes chiquitos en quienes se impone la mezquindad, son ellos los que le allanan el camino al MAS . Por eso Morales debe decirle gracias a esa oposición.
Carlos Toranzo Roca es economista.