Medio: El Diario
Fecha de la publicación: miércoles 14 de noviembre de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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En plena campaña, el presidente Evo Morales ha pedido a sus seguidores comenzar a hacer una colecta de fondos para defenderlo de los juicios que le haga la “derecha” cuando haya dejado el cargo.
Mala idea esta de admitir que puede ir a la cárcel justamente cuando está en una campaña para ser reelegido. Será difícil que los operadores de la campaña se esmeren en el trabajo si resulta que el candidato siente que podría ir a la cárcel y que tiene los días contados.
Quizá tenga problemas de conciencia de los que no ha hablado todavía a sus bases, pero que es conveniente no tratar en plena campaña.
Es probable que haya hecho un cálculo de probabilidades y haya llegado a la conclusión de que lo que él llama la derecha tenga las armas legales para llevarlo a la cárcel. Si ha observado el caso de su amigo Lula da Silva habrá concluido que la corrupción es suficiente motivo para una sentencia por doce años.
O quizá ha analizado la situación de su también amigo Rafael Correa, que ahora pide asilo en Bélgica porque quiere huir de la justicia de Ecuador, el país que manejó con el estilo de los regímenes corruptos del socialismo del Siglo XXI.
Y ha podido considerar lo que le pasa a la señora Cristina Kirchner, cuyo juicio y condena sólo parecen estar esperando que terminen los partidos de Boca y Ríver por la copa Libertadores. En este caso también se trata de pecados de corrupción.
Lo cierto es que el presidente Morales ha decidido abrir el paraguas con anticipación, y no esperar a que sus enemigos lo condenen cuando haya dejado el gobierno.
Lo extraño es que pide aportes, es decir colectas de dinero, para financiar su defensa legal. Es probable que las seis federaciones de cocaleros del Chapare hayan decidido dejar de aportar para financiar a su caudillo convertido en presidente.
Tiene a su favor el candidato repudiado en un referéndum que su gobierno destruyó a la justicia, algo que no hicieron ni Lula da Silva ni Cristina Kirchner.
Lo mejor que le podría pasar al MAS es que los jueces se declaren abiertamente masistas, como han hecho los policías a través de su comandante. Jueces y fiscales tienen ahora la palabra para tranquilizar al presidente y a sus operadores de campaña.
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