Medio: El Día
Fecha de la publicación: domingo 11 de noviembre de 2018
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas megaproyectos
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En contacto con El Día, el joven activista de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, sustenta los motivos del rechazo a la millonaria inversión y los grandes costos socioambientales que conlleva pensar en la construcción de la megarrepresa hidroeléctrica del Chepete-El Bala.
P. ¿Tiene algún sentido el proyecto de Chepete-El Bala?
A.V.L.: Para los pueblos indígenas que estamos en lucha y resistencia, la propuesta de implementar megahidroeléctricas en nuestro país, para supuestamente convertirnos en el corazón energético de América del Sur, no tiene ningún sentido.
Por la sencilla razón de que estas ya son ideas del siglo pasado y no son más consideradas energía limpia. Además traen consigo graves impactos ambientales, socioculturales y económicos en los lugares donde se construyen. Solo benefician a las grandes transnacionales e incitando a megacorrupciones en los gobiernos de turno.
P. ¿Nos puede citar al menos tres peligros que conlleva?
A.V.L.: En primer lugar, las megarrepresas en sitios tropicales, como lo son en este caso las hidroeléctricas Chepete-El Bala, significan una terrible amenaza de etnocidio y genocidio para nuestros pueblos y nacionalidades indígenas, quienes ancestralmente hemos habitado en las riberas de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey.
En segundo lugar, la construcción de dichas obras destruirán irreversiblemente la gran biodiversidad que albergan las áreas protegidas Pilón Lajas y Madidi en Bolivia, este último por cierto, ha sido reconocido recientemente como la reserva natural más biodiversa y única en el planeta, desplazando al Parque Nacional del Manú en Perú, al segundo lugar.
En tercer lugar debo decir que la construcción de dichas obras que superan los $us 9.000 millones, duplicarán fácilmente nuestra deuda externa, dejándonos un país comprometido con cifras exorbitantes, lo cual consideramos no es justo para las futuras generaciones.
P. ¿Cuál es la principal amenaza para los pueblos indígenas?
A.V.L.: La amenaza principal es perder para siempre nuestras tierras y territorios, y con ello perder nuestra identidad cultural milenaria. Por lo tanto, no estamos dispuestos a ser trasladados a sitios incógnitos, porque allí viviríamos siempre siendo foráneos y nunca más volveríamos a ser las mismas personas y los mismos pueblos. Eso sería como empezar de cero y la verdad no aceptaremos tal aberración y por ello estamos decididos, si es necesario, a ofrendar nuestra propia vida.
P. ¿Qué acciones del gobierno se registran en la zona?
A.V.L.: El gobierno a través de ENDE, continúa ingresando a nuestras comunidades y territorios, llevando promesas prebendales de supuestas ayuda en servicios básicos (luz, agua, educación, salud, vivienda, etc.). Las represas en otros países también de sitios tropicales, trajeron desolación, miseria y destrucción para los pueblos indígenas. No queremos que ocurra lo mismo.
P. ¿Hay cooptación y prebendas?
A.V.L.: La cooptación a nuestros líderes y lideresas indígenas es una práctica común en todo nuestro territorio nacional. Lo mejor que sabe hacer este gobierno, es generar desconfianza, dudas, dividirnos, enfrentarnos entre hermanos y comunidades indígenas, para luego imponernos sus megaproyectos extractivos y con ello expulsarnos de nuestros territorios para siempre.
En el caso de nuestra organización la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi y Quiquibey, la cooptación y división, comenzó posterior a la vigilia que duró 12 días en noviembre de 2016 en el estrecho de El Bala, el cual logró expulsar a la empresa Servicons, subsidiaria de la empresa italiana Geodata, contratada por el gobierno para la elaboración del proyecto a diseño final de las mencionadas obras.
A partir del 2017 ingresaron a nuestras comunidades para decirles a nuestros hermanos y hermanas indígenas, que el directorio de la Mancomunidad recibe grandes montos de dinero, que somos voceros de las ONGs, que somos pagados por la derecha, por el imperio y que solo estamos por mero protagonismos personales, lo cual sabemos es una vil mentira y lo hacen con el propósito de descalificarnos, invisibilizarnos y finalmente eliminarnos de nuestras luchas y resistencias.
P. ¿Qué mecanismo utiliza el gobierno?
A.V.L.: Utilizan el engaño, la negación y el ocultamiento de la información clave, acerca de los daños y afectaciones que generan este tipo de obras. Otro mecanismo, es valerse de nuestras sentidas necesidades básicas y nuestra penurias. Quiero decir que nuestro empobrecimiento no es una mera casualidad, sino más bien estuvo sistemáticamente inducida con un claro propósito de preparar el terreno perfecto, para luego imponernos sus megaproyectos, cosa que ahora ya viene sucediendo. Por ello no es casual que personas ajenas a nuestro territorio estén arribando a las comunidades con promesas prebendales. Por tanto, las megarrepresas son la excusa perfecta para abrir paso a nuevas carreteras, con ello a la explotación forestal, a la minera, a la prospección petrolera, a nuevos asentamientos humanos y con ello seguro la expansión de la agricultura mecanizada y que ya lo estamos viviendo con el ingenio azucarero San Buenaventura.
P. ¿Geodata sigue operando?
A.V.L.: Así es, la empresa contratista italiana Geodata, aún continúa realizando algunos trabajos y estudios en la zona, seguramente están muy pronto a concluir con el proyecto a diseño técnico final, que por cierto va contener más de 70 estudios distintos, los cuales darán paso a la destrucción masiva de nuestros recursos naturales y una violación sistemática de nuestros derechos como pueblos indígenas.
P. ¿Cuántas comunidades o pueblos están amenazados?
A.V.L.: Un total de 63 comunidades entre indígenas y campesinas, estaríamos siendo amenazadas de ser expulsadas de nuestras tierras para siempre. El complejo hidroeléctrico El Bala, consta de dos componentes, uno de los componentes se llama Chepete, denominado también Cota 400, el cual inundará a más de 46 comunidades y el segundo componente es El Bala o también denominada Cota 220, el cual inundará a 17 comunidades. Los pueblos y naciones indígenas a ser afectados son seis: Lecos, Mosetenes, Tsimanes, Tacanas, Esse Ejjas y Uchupiamonas.
P. ¿Un proyecto así qué superficie involucraría?
A.V.L.: La devastación de la tierra va a ser grande, según datos preliminares de la empresa contratista Geodata, las dos megarrepresas Chepete-El Bala, amenazan con inundar una extensión de 771 kilómetros cuadrados de tierra, el cual según el gobierno representa menos del 2% de la superficie de las áreas protegidas Pilón Lajas y Madidi, cosa que no es cierto. La superficie a ser inundada con dichas represas, será cinco veces del tamaño de la mancha urbana de la ciudad de La Paz, que por cierto tiene una extensión de 149 kilómetros cuadrados.
P. ¿De materializarse el Chepete-El Bala, cuántas familias serán expulsadas?
A.V.L.: Más de 5 mil indígenas seríamos expulsados de nuestras tierras para siempre y una población superior a los 150 mil habitantes serían los afectados en las proximidades a dichas megarrepresas, tanto aguas arriba como aguas abajo de las mencionada presas.
P. En términos de la cuenca y los ríos ¿cuáles serán los efectos?
A.V.L.: Es incuantificable decirlo en este momento, no solo estamos en riesgo de etnocidio los pueblos indígenas pertenecientes a seis naciones, sino también está en grave riesgo de desaparecer nuestras áreas protegidas Madidi y Pilón Lajas. La construcción de dichas represas estaría dañando para siempre la cuenca del Río Beni y esta a su vez, afectaría al menos a otros ríos más pequeños que son sus tributantes, entre los que podemos citar a los Ríos Tuichi, Quiquibey, Hondo, Quendeque, Kaka, Mapiri, Tipuani y muchos otros afluentes más pequeños a ser afectados en la parte alta de las presas.
La construcción de estas obras significa generar un lago enorme que se convertiría en un depósito de agua contaminada, primero por la descomposición de los árboles y luego como consecuencia del arrastre de sedimentos que haría de este lago un enorme repositorio de agua contaminada con metil mercurio, un veneno letal para la vida humana.
Esto además implica cambiar la vocación económica productiva de la zona, por ejemplo Rurrenabaque y San Buenaventura, dejarían de ser un destino de ecoturismo y convertirse en otra cosa. Dichas poblaciones por más de dos décadas vienen captando sus ingresos a través del turismo, el cual beneficia también en gran manera a los pueblos indígenas. Además afectarán a la pesca tradicional, a la agricultura y producción de plátano, de yuca, de papaya y otros productos que se cultivan en la zona.
P. En flora y fauna, ¿cuánta biodiversidad se arriesgará?
A.V.L.: El Madidi vendría a ser la Capilla Sixtina de la naturaleza en Bolivia, allí se encuentra la mayor diversidad de plantas y animales. Según las últimas investigaciones realizadas en la zona por "identidad Madidi", en total existen 8.880 especies registradas en las que están 265 mamíferos, 1.028 aves, 105 reptiles, 109 anfibios, 314 peces, 5.515 plantas y 1.544 especies y subespecies de mariposas, datos importantes que revelan la grandiosidad de dicha zona.
P. ¿La resistencia tiene apoyo o se sienten huérfanos?
A.V.L.: La lucha y resistencia que venimos afrontando, son sin duda aisladas y solitarias, pero ello no significa que no tengamos apoyo de la sociedad civil y el pueblo boliviano. En el caso de la Mancomunidad, por ejemplo durante los 12 días de vigilia que sostuvimos en el estrecho de El Bala, las poblaciones de Rurrenabaque y San Buenaventura, fueron poblaciones que nos brindaron su apoyo. Por el lado del gobierno y nuestras organizaciones indígenas matrices, ciertamente nos sentimos huérfanos.
P. ¿Qué lograron de la vigilia de hace dos años?
A.V.L.: Sirvió para expulsar a Servicons, empresa subcontratada por Geodata. Fue una pequeña victoria que hemos celebrado las comunidades indígenas con una gran marcha realizada en Rurrenabaque. La vigilia sirvió también para poner en contexto y debate, la problemática socioambiental del Chepete-El Bala, impulsada silenciosamente hasta entonces por el gobierno de Evo Morales. Suponemos que ellos (gobierno) no esperaban encontrarse con una resistencia así.
P. ¿Hace falta tomar conciencia a nivel nacional?
A.V.L.: Sin duda hace mucha falta profundizar estos temas en el conjunto de la sociedad civil y a nivel nacional. El efecto y daño no solo es para los pueblos indígenas, sino para la totalidad de los bolivianos y bolivianas. La destrucción de nuestro medio ambiente, va ahondar el calentamiento global y el cambio climático, por tanto el daño lo vamos a sufrir todos y todas. Por ejemplo, en la ciudad de La Paz, ya hemos vivido la escasez del agua. Por lo tanto, estas problemáticas no pueden ser vistas en las ciudades como asuntos ajenos y aislados, cuando en realidad ya forman parte integrante de nuestras vidas.
P. ¿Qué acciones se deben encarar a futuro?
A.V.L.: Desde la Mancomunidad estamos realizando los mayores esfuerzos en lograr alianzas con las universidades, plataformas y colectivos ciudadanos, activistas y expertos en diferentes temas, a fin de lograr una sola lucha y resistencia. Por otro lado, venimos también trabajando de manera silenciosa en las estrategias de litigio legal, a pedido de nuestras comunidades.
P. ¿Y qué dicen las autoridades locales de los municipios?
A.V.L.: Las autoridades municipales de Rurrenabaque, Teoponte y Apolo, involucradas con el proyecto en la zona, han manifestado estar de acuerdo, porque son autoridades afines al partido gobernante. Han expresado, vía medios de comunicación, su beneplácito con la construcción de las megahidroeléctricas Chepete-El Bala. Son pocos los concejales por ejemplo en Rurrenabaque y San Buenaventura, que exteriorizaron abiertamente su rechazo. Lo propio ocurre con los comités cívicos de ambas poblaciones, quienes en su momento nos han manifestado su compromiso de luchar a lado nuestro, pero aún no lo han demostrado.
P. ¿Y qué criterio tiene respecto al doble discurso del gobierno?
A.V.L.: El gobierno de Evo Morales se ha enarbolado de la lucha de los pueblos indígenas, nos ha hecho creer que defendería a la Madre Tierra y los Derechos de los Pueblos Indígenas; sin embargo, todo ha sido una confabulación, una gran mentira y engaño perpetrado al pueblo boliviano y de alguna manera al mundo entero. Usaron el discurso de la Madre Tierra, para profundizar las políticas del extractivismo en nuestro país, para continuar cediendo nuestras tierras a las grandes transnacionales. Estamos frente a un gobierno totalmente saqueador y depredador de nuestros recursos naturales.
Es lamentable saber que la propia ONU hubiera premiado a Evo Morales por ser el supuesto héroe defensor de la Madre Tierra y los Derechos Humanos, cuando en realidad es todo lo contrario.
P. ¿Cuán pisoteado está con todo esto los derechos indígenas?
A.V.L.: Casi de manera sistemática y total. Los derechos han sido pisoteados y vulnerados de la manera más brutal y cobarde, como muy pocas veces ha sucedido en la historia de Bolivia. Es cierto que los pueblos indígenas quizás nunca les hemos importando verdaderamente a los gobiernos de turno y sus aliados las transnacionales, porque para ellos siempre hemos sido un obstáculo y solo han hecho un uso político de nuestros derechos a partir de los años 90.
P. ¿Hasta cuándo podrán resistir, hay fortalezas?
A.V.L.: Los pueblos indígenas mientras sigamos existiendo y viviendo en nuestros territorios, con seguridad que seguiremos luchando y resistiendo. Tenemos que articular nuestras luchas a todo nivel, agarrarnos entre todos y valernos también de las nuevas tecnologías. Quiero decir que jamás nos daremos por vencidos, la lucha ahora es con inteligencia y creatividad, los pueblos indígenas somos la esperanza de un porvenir y un planeta saludable. Si dejamos de existir, la humanidad en su conjunto estará en grave riesgo de desaparecer, por tanto, exterminar a los pueblos indígenas, sería también autodestruirnos.
63 Comunidades
Entre campesinas e indígenas serán afectadas por Chepete y El Bala.