Medio: El Diario
Fecha de la publicación: domingo 11 de noviembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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En cuanto al primer obstáculo, la cuestión ya parece definida. El resultado del referéndum ganado por la mayoría popular contra la reelección será anulado en forma inexorable y sin el menor sentido común, entonces las elecciones con el candidato, ilegítimo o no, se realizarán contra viento y marea, contra lo establecido en la Constitución, contra la tradición antiprorroguista de la ciudadanía que, cuando no es escuchada, siempre reacciona con grandes insurrecciones para rectificar así el curso de la historia y colocarlo en su verdadero camino.
Es más, el aspirante del MAS, además de candidatear a la cuarta elección, está seguro de que obtendrá el triunfo, utilizando, por supuesto, todos los recursos que permite el goce irrestricto del poder y obtener así un resultado “feliz”, con artificios y buenas y malas artes, pasando por encima en forma arrolladora sobre el sagrado voto popular, expresado en el referéndum del 21 de febrero de hace dos años.
En todo caso, ese asunto es, al parecer, caso cerrado y solo se tendrá que esperar sus consecuencias, que no son difíciles de prever.
Otro asunto que causa pesadumbre es la nominación de los pretendientes a vicepresidentes, atribución de los presidenciales, en especial para el partido oficialista, aunque pareciera que ya es irrevisable la designación por cuarta vez de Álvaro García Linera, proclamado, además, por la fuerza del estado “autónomo“ cocalero chapareño.
Pero, esperen un momento. ¿No se aceptará el pedido de un Congreso de la COB, que selló con un pacto de sangre la decisión de que, en cumplimiento del doble poder que ejerce con el partido oficial, el candidato vicepresidencial debe ser un obrero elegido por el organismo matriz de los trabajadores? ¿O se despreciará la demanda de las “bartolinas para que sea una mujer la candidata vicepresidencial?
Este asunto podría originar que el “doble poder” COB-MAS se haga trizas y el gobierno se gane un enemigo y en el caso de las “bartolinas”, conduzca a una ruptura de la alianza de ese sector con el gobierno, necesitado de esa clase de apoyo.
En cuanto a los candidatos de otros partidos, no faltan augurios menos insondables.