En su particular manera de ver el mundo, el presidente Evo Morales cree que está bien que el comandante de la Policía, Faustino Mendoza, apoye públicamente a su partido en época electoral y, por el contrario, considera que es “una vergüenza” que el obispo de Sucre, Jesús Juárez, pida al TSE el cumplimiento de la Constitución y la voluntad popular.

Morales dijo que es “una pena” que la derecha cuestione al comandante policial porque, según dijo, el país ha cambiado mucho.

 En cambio, fustigó duramente a Juárez. “Quisieron dominarnos con armas, a veces dominarnos con leyes, a veces incluso con la espada y la cruz”, dijo.

 Lo que no dice Morales es que, entre los dos, el único que está impedido de expresar una opinión política es el jefe policial porque así lo establece la Constitución y peor aún de la forma en que lo hizo, comprometiendo el apoyo de 37.000 policías del país.

En cambio, los sacerdotes pueden expresar sus opiniones libremente. De hecho, en el pasado, algunos de ellos entregaron su vida en la defensa de la democracia, como Luis Espinal. ¿Qué tendría de malo que Juárez pida democracia ahora?