Existen indicaciones de que las redes sociales cumplirán un rol de trascendencia en las Elecciones Primarias a realizarse en enero, que virtualmente serán indicativas de lo que pueda suceder en las Elecciones Generales de octubre del próximo año.

En consideración a que se han constituido en la expresión independiente de la ciudadanía, resulta que ahora tanto el oficialismo como la oposición tratan de usarlas a favor de sus causas. En efecto, el presidente Evo Morales las ha convocado para que favorezcan su tercera repostulación, en tanto el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), que postula a Carlos Mesa, ha demostrado que tiene el mismo propósito.

Es interesante observar esta situación, pues pone en evidencia que el partidismo político ha perdido representatividad y, por tanto, no tiene ya la posibilidad de competir exitosamente en la próxima campaña electoral, cuyo inicio está previsto que se produzca a partir del 27 de este mes.

Ello queda demostrado por aquello de que tanto la candidatura oficialista como la que se conoce hasta ahora como de la oposición, que sería el FRI, han lanzado sus apelaciones a las redes sociales para que las respalden.

Se trata, entonces, de un fenómeno político que en el pasado no se puso de manifiesto. Prevalecieron siempre las diferencias entre las fuerzas políticas, las que se traducían entre fuerzas oficialistas y opositoras.

En esta oportunidad, si bien van a permanecer en actividad éstas últimas, pero aprovechando cada cual sus posibilidades y tendencias, tratan de encubrirse con las redes sociales. Si bien los partidos siempre han estado en las contiendas electorales, esta vez recíprocamente tratan de salir de algo ya muy utilizado y conocido.

En este caso, las redes sociales pueden cubrir los rostros verdaderos de las distintas tendencias políticas, de lo que se desprende que ellas como tales estarían llegando a sus postrimerías, aunque nadie podrá dejar de advertir que encubren sus orígenes funcionales.

Esta es una novedad, en cierto modo, pero resulta ser expresiva de la búsqueda de nuevas modalidades para presentar las tendencias políticas, con lo que será un esfuerzo novedoso de las fuerzas políticas, para mostrar que están cambiando sus metodologías partidistas y se abren a otra manera de identificarse.

En lo formal puede que tengan esos efectos, pero todo dependerá de la reacción del electorado, de su tendencia o voluntad para que una fuerza, ahora identificada como redes sociales, exteriorice sus preferencias. Puede ser que no sean ya tan estrictamente manifestaciones partidistas sino de liderazgos personales.

Aunque en el pasado tenían su influencia, en el futuro pueden ser muchas más concretas las preferencias personales o en explícitas fórmulas de rechazar a las organizaciones partidistas y se opte expresamente a favor de los lideratos individuales, antes de guiarse por las siglas del pasado.

Una experiencia de esta índole en Bolivia será merecedora de mucha expectativa, no solamente en lo nacional, pues dará margen a que externamente se vea más acertado depositar toda la responsabilidad en los líderes y no ya en los partidos, mucho menos en las coaliciones que en el pasado solían ser buenas soluciones para obtener mayores perspectivas de éxitos eleccionarios.