Medio: Opinión
Fecha de la publicación: martes 06 de noviembre de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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Max Roser (2018), en un estudio denominado "La breve historia de las condiciones de vida globales y por qué es importante que lo sepamos", publicado en Our World In Data, hace un repaso a 200 años de historia de la humanidad y, en base a datos empíricos, nos demuestra que hay muchas razones para estar orgullosos de los avances que hemos logrado en salud, educación, ingresos. Uno de los cuadros que más me llamó la atención fue el gráfico que hace referencia a los regímenes políticos que han gobernado y gobiernan a los ciudadanos en los últimos 200 años.
Como bien lo señala el autor, para el análisis se basó en el índice Polity IV que “mide los regímenes políticos en un espectro de más 10 para las democracias completas, a menos 10 para las autocracias completas; los regímenes que caen en algún lugar en medio de este espectro se llaman anocracias”.
Pero, ¿que es la anocracia? Los cientistas sociales Josep Colomer, David Barnejea y Fernando de Mello (2016) cuestionando a Karl Lowensthein, quien determinó que los sistemas políticos se dividían en democracia y autocracia, señalan que entre ambos existe la anocracia. Un neologismo que junta la palabra latina Ano (ausencia, carencia de, vacío) y la griega Cracia (poder, autoridad, gobierno). De esta manera la anocracia es un régimen político que se caracteriza por la ausencia de principios rectores comunes, carencia de leyes igualitarias y ausencia de instituciones independientes.
Josep Colomer, en su artículo “¿No más democracias?” (El País, 2016) señala que en el mundo, actualmente, hay unos 50 países con sistemas híbridos, con regímenes políticos de anocracia abierta o cerrada. La anocracia es un simulacro de democracia donde los regímenes llevan a la gente a montón de procesos electorales que no cambian nada, pero que sí consolidan su cada vez mayor poder. Este régimen político es característico de gobiernos extractivistas y rentistas.
Uniendo los tres elementos (coordinación, cooperación y conspiración), que hacen a una clase política dominante, las anocracias y las autocracias controlan el 41 por ciento de los gobiernos del mundo. Es por eso que el autor de esta propuesta tricotómica, alerta que la democracia está en peligro porque la anocracia usa formas democráticas , pero con gobernanza autoritaria.
Bajo el velo democrático alimentan redes de poder de cleptocraticas (gobierno de ladrones). Las formas democráticas les permiten avivar un sistema de “partidos políticos opositores” pero que, como no podía ser de otra manera, están coludidos con el poder dominante, pues también forman parte, en varios niveles de gobierno, de las redes de despotismo, cohecho y malversación del erario público (...)