Medio: El Diario
Fecha de la publicación: martes 06 de noviembre de 2018
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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La desigual pelea electoral, donde un candidato (inconstitucional) mediante sus (aparentes) “mercenarios” cocaleros permite que las leyes no se cumplan, no paguen impuestos y donde se produce droga que invade los países vecinos (21/10/2018), prohíbe el derecho democrático de otros candidatos hacia los comicios de 2020. Es más, el “inconstitucional” amenaza, intimida, descalifica y atropella. ¿Qué sucede? Se agotó su discurso, su eufemismo “plurinacional” entelético que –ahora- ya no convence. Así, gobernar la “fuerza”, violando constantemente la Constitución Política del Estado, copando todo, preocupa, pues este tipo de actitudes son fascistas: castiga, presiona, descalifica y persigue. Usa discrecionalmente los recursos públicos, naturaliza la corrupción y pocos o nadie son sancionados.
El gobernante -en su abstracta ubicuidad- transita hacia una dictadura. Antes ¿Quiénes son los dictadores? El doctor Seth Davin, de la Universidad de Emory afirma: “los dictadores tienen en común un alto grado de narcisismo”, rebosan confianza e independencia en sí mismos y desprenden mucha energía sexual. Son desconfiados, mentirosos profesionales, sin compasión, suelen ser sádicos y poseen un apetito insaciable de poder. El doctor James Fallón de la Universidad de Illinois aduce que siempre están en tensión, sobre todo si son deseducados, por lo que son impulsivos o psicopáticos. Cuando se enfrentan a dilemas morales (valores sociales) sus actitudes son intolerantes. Al final lo que diferencia a un dictador, un psicópata o un asesino es el equilibrio de sus emociones, impulsos, instintos y compases morales en un contexto apropiado”, asegura Fallón.
El gobernante denosta, estigmatiza, insulta, sin ambages ¡todo el tiempo está enfadado! Se muestra temeroso, caprichoso, viril y misógino. Al extremo de que nos ha subsumido y hemos asimilado la tensión: del “amigo o enemigo”. Permite a los denominados “movimientos sociales”: cocaleros, cooperativistas, transportistas, gremiales, funcionarios públicos, magisterio, etcétera, impongan sus intereses de grupo a través de la fuerza. ¿Por qué esa tolerancia con unos y con otros no? Porque teme al NO (de los otros) vinculante (obligatorio) de una instancia constituyente como fue el 21F2016. Por ejemplo, llama la atención, entre otros, la renuncia de los vocales Exeni y Uriona del TSE, probablemente, por temor a cumplir la Ley del Régimen Electoral (o ya cumplieron su “misión”, las primarias) que exime a Evo y Álvaro como candidatos, pues el Art. 168 de la CPE no ha sido modificado.
El aparente “dueño” del Poder impone (imitar) una serie de conductas obsecuentes, pasivas y acríticas que, por temor, algunas personas asimilan. Ataca a sus opositores con señales claras de psicopatías malignas, de megalomanía incontrolables por su actitud dictatorial. Ahí su claridad, excepto que seamos “ciegos”, “tontos” o “llunkus”. A pesar de haberse criado en un ambiente pobre (dice) y sin educación satisfactoria, pareciera no comprender la democracia en complemento con la CPE. Así, un líder hambriento de poder, desmedido y vanidoso, permite a organizaciones sociales cuotear las instituciones. Ahora, pretende ser re-elegido. No quepa duda, rebosa confianza e independencia en sí mismos. Cada vez fortalece su predisposición a comportamientos impulsivos y casi psicopáticos que demuestran su tránsito hacia un gobierno dictatorial.