Medio: El Mundo
Fecha de la publicación: sábado 03 de noviembre de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Acoso y violencia política
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Durante las dictaduras las mujeres junto a sus compañeros resistieron a los gobiernos de facto. Fueron torturadas, violadas y presionadas con sus hijos para traicionar sus convicciones políticas y delatar a sus compañeros.
Pero la historia se ocupó de invisibilizarlas a pesar del rol fundamental que protagonizaron, prácticamente en las mismas condiciones que los hombres, la discriminación así como la violencia y acoso político son todavía obstáculos para un ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres.
Loyola Guzmán, una de las fundadoras de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos (Asofamd), ha vivido en carne propia la época dictatorial y la recuperación del sistema democrático.
“Las mujeres en diferentes sectores se han organizado para acciones conjuntas como la resistencia a la dictadura y el retorno a gobiernos constitucionales con democracia”, comenta Guzmán.
Aunque reconoce los avances de las mujeres, también cree que acceder a instancias de decisión no representa necesariamente un ejercicio pleno de los derechos políticos, es más, precisa que en el actual contexto sigue existiendo discriminación y violencia hacia las mujeres políticas.
Gloria Ardaya militó en el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), sobrevivió a la masacre de la calle Harrington, donde varios de sus compañeros fueron asesinados por el gobierno de facto de 1981.
“Muchas mujeres que habían sido pilares fundamentales en la dictadura se encuentran en el desempleo político, porque llegan los compañeros de fuera o salen a la luz pública los que estaban en la clandestinidad y ellos asumen todo el trabajo político y nosotras bien gracias”, relata.
La diputada Jimena Costa sostiene que son importantes estos avances del movimiento de mujeres, sin embargo, cree que las mujeres siempre han tenido que enfrentar las estrategias que buscaban evitar el ejercicio de cargos públicos electivos por parte de ellas.
“Hubo varias estrategias para evitar el avance de las mujeres. Cuando hubo la Ley de Cuotas, resultado de la democracia, se las puso de suplentes; cuando se obliga a la alternancia se las pone en los lugares donde el partido perdía o donde se sabía que no ingresarían las mujeres”, afirma Costa.
“Gracias a la lucha de varias compañeras también se ha logrado la ley del 30%, del 50%, hoy vemos una participación física diría yo, pero todavía falta mucho con que las compañeras tengan un poder de decisión, o sea la sociedad todavía no reconoce y a veces no valoran los partidos políticos”, añade la excandidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata Cristiano, Tomasa Yarwi.
Pero para Guzmán no solo se trata de tener una presencia física, sino ejercer el rol político que asumen las mujeres. “Actualmente, hay muchas leyes contra el feminicidio, paridad y equidad para que haya participación en todos los ámbitos: en los municipios, el Parlamento, judiciales. Yo pienso que se ha avanzado algo pero no es pleno (...) Si vemos, por ejemplo, el rol que cumplen las mujeres, las parlamentarias o autoridades es secundario no se ve un papel con mayor fuerza”, acota.
Pero además las mujeres tienen que enfrentar la arremetida de sus compañeros de partido y de su propia estructura partidaria, este año, la presidenta del Tribunal Supremo Electora, Katia Uriona, informó que se registraron 65 casos de acoso y violencia política.
La autoridad manifestó su preocupación por estos datos, porque “se está poniendo en riesgo lo que son los alcances de la democracia paritaria e intercultural en el país”.
La senadora Adriana Salvatierra explica que hay todo un proceso en el que las mujeres han reivindicado sus derechos y que ha sido progresivo, ya que históricamente la política ha sido ejercida por los hombres.
“Recién el 2014 alcanzamos una Asamblea Legislativa paritaria. La participación de la mujer es un proceso que ha tenido ciclos y ha consolidado avances, que es producto de la movilización de las mujeres, pero obedece indiscutiblemente a un liderazgo, un proyecto político y la decisión de viabilizar las agendas”, comentó la legisladora.
Lidia Gueiler fue la única Presidenta de Bolivia en toda la historia del país, y lo hizo por decisión del congreso en 1979, por un año, y no por elección popular. Han pasado 39 años y hasta el momento no se avizora que otra mujer ocupe la presidencia del país.