Medio: ANF
Fecha de la publicación: martes 30 de octubre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Gobernar es comunicar, por esta razón me he dado a la tarea en este artículo de diseccionar el corazón de la política boliviana, será todo un reto poder analizarla, pero estoy dispuesto a correr el riesgo, pues tengo la ventaja estratégica de decir las cosas tal y como son, duela a quien le duela y cueste lo que cueste.
Todos los gobiernos en Bolivia, desde el nacimiento de la Republica, han sido una verdadera amenaza, para cualquier país que busca defender la Democracia y la Justicia. Basta con revisar nuestra historia para darnos cuenta de que somos un Estado “fallido”, un problema que no tiene solución aparente hasta el momento, todos los modelos económicos fracasaron y lo peor es que no somos capaces de crear uno propio original. El culpable no es la embajada norteamericana o la cubana, el problema somos nosotros mismos, que como sociedad no hemos aprendido a vivir en Democracia ni a crear una cultura política.
En Bolivia hay una crisis de la manera de gobernar, no tenemos un estilo propio, lo cierto es que hay una clase política y una dirigencia política poco preparada, antidemocrática y poco transparente por no decir otra cosa. El caos político está a la orden del día en nuestro país y esto no es para que estemos contentos o sea motivo de orgullo.
Estos “politiqueros” no han notado que vivimos en el siglo XXI, y que han ocurrido cambios políticos, económicos, sociales y tecnológicos muy importantes en el país. Estas transformaciones nada tienen que ver con el gobierno de turno, se deben por lo contrario al total desgobierno que existe en Bolivia. En vez de que el cambio sea para mejor, el MAS vino a empeorar las cosas, el remedio resulto peor que la enfermedad.
Toda la dirigencia política del país esta manchada, todos tienen cola de paja, esa es la perspectiva que tienen los ciudadanos de sus gobernantes, todo esto provoca la falta de confianza y credibilidad en el sistema político y el sistema electoral boliviano.
Para rematar el electorado está totalmente cansado de los políticos de turno, que no han hecho otra cosa que cometer horror tras horror, es un crimen una verdadera aberración lo que los masistas están haciendo con los principios y las bases sobre las cuales se ha independizado esta Nación.
Todos ladrones, todos flojos, todos mentirosos y todos “llunkus”, les aseguro que más del 80% de los bolivianos no cree en ningún partido político, peor si estos son todos tradicionales, ya no pueden conquistarnos con sus mentiras, ya no satisfacen nuestras expectativas, peor todavía cuando emplean la “guerra sucia” en sus campañas electorales, todo esto crea un clima de negatividad todavía más alarmante. En Bolivia ya nadie cree en los procesos electorales, con qué seguridad podemos emitir nuestro voto. Todo como siempre está arreglado.
Todos sabemos, que la institución encargada de administrar el proceso electoral (OEP), no nos brinda ni la más mínima seguridad de imparcialidad y certidumbre de que se lleven a cabo comicios limpios y transparentes, nadie respeta la voluntad del pueblo, ni nadie acepta los resultados.
En las futuras elecciones que se lleven a cabo en Bolivia, la cifra de votantes que tiene la intención de no asistir a las urnas crecerá exponencialmente, el padrón electoral está totalmente manipulado por el MAS.
Yo me pregunto: Con esta Nueva Ley de Organizaciones Políticas, aprobada entre gallos y medianoche sin haber logrado el consenso de los partidos políticos.
¿Quiere el MAS los mayores porcentajes de abstencionismo, votos blancos y nulos, como el único camino que nos queda a los bolivianos para demostrar nuestra inconformidad?, parece que eso fuera lo que quieren los masistas, es decir un total desentendimiento de la política para que seamos gobernados por los peores hombres como bien lo decía Platón.