Medio: El Deber
Fecha de la publicación: miércoles 31 de octubre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Como trascendió en la víspera de la sesión crucial para conformar la nueva directiva, la vocal María Eugenia Choque fue elegida por sus colegas presidenta del Tribunal Supremo Electoral, mientras que el expresidente de la ex Corte Nacional Electoral, Antonio Costas, es el vicepresidente. De esta manera, es el propio TSE el que intenta resolver el problema de su descabezamiento ocurrido por renuncias de los dos altos mandos. Casi en paralelo a la reunión en que los vocales elegían a sus dos líderes, en la Asamblea Legislativa se apuraba el proceso de conformación del Órgano Electoral, afectado por acefalías sobre todo de suplentes. Esa decisión fue calificada de “innecesaria y oficiosa” por Antonio Costas, una de las dos voces supuestamente “institucionalistas” del tribunal.
La nueva presidenta del tribunal genera desconfianza, sobre todo en la oposición, ya que fue señalada por su presunta cercanía al MAS. Ella tiene una amplia formación académica y se define aimara, pero no ha podido generar confianza plena en su independencia como para garantizar que no habrá injerencia gubernamental cuando se decida si Evo Morales y Álvaro García Linera están o no habilitados para las primarias. Por su parte, Costas tuvo un desempeño notable en la consolidación del padrón biométrico y su prestigio no está tan desportillado, pese al desgaste de la imagen de casi todos los vocales. Incluso en las recientes semanas hizo declaraciones que desafían las presiones de otros poderes para que el TSE no delibere sobre el fallo del TCP que habilitó al presidente y al vicepresidente del Estado. Sus afirmaciones han generado expectativa por lo que pueda pasar en diciembre con las candidaturas, aunque generalmente una golondrina no hace verano.
De todos modos, la elección de los nuevos directivos del TSE es un intento de resolver la profunda crisis de la institución, ya que procura estabilidad en el mando. Más difícil será que los vocales recuperen la credibilidad y la confianza de la ciudadanía y de los partidos cuando el país entró a la parte más intensa de las primarias. El tribunal arrastra consigo sospechas de parcialidad que no se superan con el simple cambio de cargos, sino con señales técnicas y contundentes. La prueba de fuego de la fortaleza e independencia de los vocales será el 8 de diciembre, cuando deban definir qué candidatos están habilitados.
Mientras tanto, en las últimas horas subió la presión gubernamental al TSE para buscar que los vocales no deliberen sobre el fallo del TCP, que habilita a Evo Morales, y que se limiten solo a labores operativas. En poco más de un mes sabremos si los árbitros electorales tienen el temperamento para aguantar las exigencias de otros poderes o si sucumben a ellas sin mayor resistencia. Por ahora hay nueva directiva y, si bien la integran vocales cuestionados, es un primer intento de conseguir algo de estabilidad en medio de la crisis e incertidumbre.