El alcalde considera que hay un examen final que se debe rendir y que es la población la que debe dar la calificación respectiva, valorando lo que se hizo o no a lo largo de la gestión, es decir, una elección definirá esa calificación y en su caso, su reelección está en juego. Por lo que se entiende que Paz la buscará, caso contrario no habría porqué sugerir el examen del que habla. Como quien dice, hay que verse las caras en las urnas y lo que suceda hasta ahí lo tiene sin cuidado, salgan las encuestas que salgan. Quisiéramos creer eso pero sabemos que ningún político es inmune a los números de un sondeo, ya que es como poner un termómetro que toma la temperatura del momento, el paciente es el pueblo que dependiendo de lo que marque esa medición mostrará su sentir sobre un tema concreto o una candidato también.

Desde que el mástil millonario es una evidencia para la gente, la popularidad de Paz ha ido en picada, sabemos que hasta sondeos internos lo dicen así y preocupa a su equipo y a él mismo, eso no se le puede reprochar. La duda es si aún tiene tiempo de revertir esos números rojos en casi año y medio hasta la próxima elección municipal, en la que surge la figura del ex alcalde y ex socio Oscar Montes, que parece no saber si buscará el sillón municipal o el de la Gobernación, aunque puede saberlo muy bien pero no lo dice y lo mantiene como secreto bajo siete llaves. Pero también hay encuestas que hablan que si aparece alguien nuevo, una especie de outsider, alguien no vinculado a la política partidista, ni Montes ni Paz podrían contra el cambio que quiere la gente, que hoy se ve acorralada ante alternativas que no terminan de convencerla. Hay muchas variables en este sinuoso camino político-electoral, es difícil leer lo que sucederá en los próximos meses pero con seguridad, si Rodrigo Paz no da un giro de timón, todo dice que seguirá yendo hacia abajo. Se dice que si quieres que las cosas cambien, debes dejar de hacer siempre lo mismo… algunos no lo entienden.