Medio: La Patria
Fecha de la publicación: martes 30 de octubre de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
El sector femenino, resulta numéricamente un poder, pues estadísticas de orden oficial señalan que la mayoría ciudadana es femenina, claro está no precisamente en la escala más práctica para competir en cuestión de votos, pues una gran cantidad de féminas son menores de 18 años, pero con perspectivas de sumar sus opiniones en cuestiones que atañen a lograr mejores condiciones de vida, desde el sistema educativo inicial al superior y lógicamente al profesional, donde el peso de ciertas decisiones pueden ser determinantes en tiempo específico.
Líderes del sector reconocen que en el último tiempo se avanzó positivamente en otorgar a la mujer el lugar que le corresponde en el desempeño de actividades de orden general, practicando los conceptos establecidos en la igualdad de género, sin embargo, mujeres que cumplen funciones de liderazgo señalan que si bien mejora el concepto de igualdad numérica, a la hora de disponer responsabilidad de mando o altas decisiones, se mantiene la desigualdad y se favorece la condición masculina como factor de mando o decisión superior.
Hay algunos datos interesantes, por ejemplo en el caso de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con referencia al movimiento femenino mundial, destaca que Bolivia es el segundo país del mundo, tras Ruanda y el primero en la región suramericana, en haber alcanzado la paridad de género en la nominación de representantes legislativas nacionales (parlamentarias) con un 49 por ciento en la cámara de diputados, 44 por ciento en la de senadores y como promedio un 45 por ciento de asambleístas en las Gobernaciones departamentales y en Concejos Municipales.
Un informe sobre la materia consignando la "Situación de las mujeres en Bolivia", cuestiona ciertos datos cuando la Coordinadora de la Mujer hace referencia a las características de representación femenina en niveles de alta dirección, en los que los cargos más importantes corresponden en mayoría a hombres y los siguientes se destinan a mujeres, lo que indirectamente implica también una discriminación salarial que persiste en todo el aparato de la administración pública.
Se menciona también que en la actualidad y observando el proceso electoral que se perfila en el país, la presencia femenina no está considerada en respeto a las disposiciones de igualdad de género, de manera especial en la nominación por ejemplo de candidatos en los binomios a presidente y vicepresidente, entre los que no se consigna aún, la participación femenina.
Esa situación y otros aspectos, ha generado un movimiento feminista reclamando el cumplimiento de "promesas y disposiciones" para reconocer la importancia participativa de la mujer en la política nacional, advirtiendo de manera muy concreta que "las mujeres constituyen una fuerza importante en la determinación ciudadana", por lo que "en su caso asumirán la responsabilidad política de manera sectorial". Se trata de un reto del presente, para definir el inmediato futuro político nacional.
Hay quienes opinan que la fuerza femenina tiene su poder en el país y ese cálculo es el que abre la actual participación de la mujer en política. No falta la sugerencia para encarar el proceso con un auténtico partido feminista. Es la democracia y el respeto a los derechos civiles.