Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: martes 30 de octubre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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El talante poco democrático de estos tiempos se expresa en las declaraciones casi diarias del presidente Evo Morales y otras altas autoridades de Gobierno. Los esfuerzos por polarizar a la sociedad boliviana, dividirla en “buenos y malos”, considerar a los adversarios como enemigos y denostar a todos quienes disienten de las políticas del oficialismo, son ya rasgos comunes y conocidos de la visión gubernamental y lamentablemente se han hecho parte de la cotidianidad.
A esa inclinación del Poder Ejecutivo se han sumado también por representantes de grupos de presión que están bajo dominio político de las autoridades.
La diputada Juana Quispe (MAS) y el dirigente cocalero Leonardo Loza advirtieron que realizarán acciones de desestabilización de un eventual próximo Gobierno que no esté dirigido por ese partido. Loza dijo que “si algo pasa con nuestra revolución, yo siento que el país estará condenado al caos”, y agregó que lo afectaría un desastre económico, político y social. La diputada Juana Quispe recordó que ya en 2003 la inestabilidad social y política terminó obligando al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a renunciar a su mandato.
Tampoco pueden ser soslayadas las advertencias (podría decirse que casi conminaciones) en torno a la decisión que deberá adoptar en breve el Tribunal Supremo Electoral sobre la validación de la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera.
Antes de la renuncia de la presidenta del ente electoral, Katia Uriona, ya se escuchó al Vicepresidente advertir que este órgano no tiene nada que deliberar, sólo acatar lo dispuesto por el Tribunal Constitucional Plurinacional; es decir, dar luz verde al binomio del MAS. A ello se sumó la presidente de Diputados, Gabriela Montaño, quien, después de que el vocal del TSE, Antonio Costas, reiteró que los resultados del referendo 21F son vinculantes y están vigentes , dijo que el TSE sólo se debe limitar a “aplicar una sentencia constitucional y punto”.
No se escapan de este clima polarizante y tenso los partidos de la oposición, que especialmente en redes sociales se atacan entre ellos y muestran más ganas de sobresalir en lo individual que en conformar una verdadera opción a la permanencia del MAS en el poder.
Este clima que se irá seguramente profundizando conforme se aproximen las elecciones, termina de sazonarse con ofrecimientos peligrosos y claramente prebendalistas de parte del Gobierno como el pago del doble aguinaldo y el incremento del universo de gremiales, medidas que profundizarán la informalidad y podrían ser, también, amenazas de estabilidad futura en materia económica.