Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: sábado 27 de octubre de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Procesos contra autoridades electas
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Las mujeres del MAS, que suelen indignarse hasta la médula cuando hay algún caso de machismo que involucra a los opositores, son muy cuidadosas y hasta silenciosas cuando los acusados son sus compañeros de partido. El caso más reciente involucra al presidente de la brigada parlamentaria de Santa Cruz, Henry Cabrera (MAS), quien fue acusado de haber golpeado de forma sistemática a su expareja, quien exhibió sus fotografías con el rostro amoratado y el cuello ensangrentado.
Ante la denuncia, el MAS no movió un dedo para, al menos, enviar el caso a la comisión de ética o, al menos, dar una sanción moral al agresor. Por el contrario, algunas diputadas expresaron su desconfianza sobre la veracidad de las denuncias y dejaron el caso en la justicia como si no se tratara de un delito público que, entre otras cosas, impide al funcionario ejercer su cargo. La violencia de género es una lacra que destruye la vida de las mujeres. Y, habiendo paridad entre hombres y mujeres en el Legislativo, se esperaría que esa presencia sirva para la defensa de los derechos de las mujeres. Pero, está claro que allá se defiende, ante todo, al compañero del partido.