Medio: El Deber
Fecha de la publicación: viernes 26 de octubre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En plena etapa preelectoral, el Gobierno restableció el doble aguinaldo apoyándose en el reporte del INE, que registró un crecimiento anual del PIB superior al 4,5%. Evo Morales insistió desde comienzos de 2018 en sus negociaciones con la COB que se pagaría el bono de fin de año, sin saber en ese momento la cifra oficial del desempeño económico. Con esa posición presidencial, era casi imposible que incumpliera su promesa con la dirigencia sindical, pues a estas alturas tendría un gran conflicto social o le estarían por cobrar una fuerte factura política. El problema ahora es qué hará el Gobierno para salir del brete que implica las secuelas del doble aguinaldo para el empleo y la estabilidad de la mayoría de las empresas privadas, afectadas por la caída de ingresos y el alza imparable de sus costos laborales.
El Gobierno se encuentra en un enredo, en una encrucijada. Por ganarse la adhesión de los trabajadores, en tiempos en los que necesita votos para seguir en el poder, ha cosechado con esta medida el distanciamiento de los pequeños, medianos y grandes empresarios, también muy importantes estratégicamente en los comicios de 2019. Es obvio que no se puede contentar a todos con una medida como esta, que resulta peligrosa para la economía de las empresas. Si se flexibiliza o se anula la decisión, la COB levantará su apoyo a Evo Morales. Si se la mantiene como está, los empresarios ahondarán su malestar e incertidumbre. Por lo tanto, es un hecho que el Gobierno buscará salidas que contenten a todos, por más que algunas resulten irresponsables o insostenibles en el mediano y largo plazo.
En ese sentido, el presidente ya comenzó la negociación con miras a una flexibilización, pero no una anulación del doble aguinaldo. Con habilidad política, comenzó un diálogo por sectores y no con la Confederación de Empresarios, que aglutina a pequeños, medianos y grandes propietarios. Le resulta menos dificultoso negociar con un sector que con un bloque corporativo. De ese modo, ya acordó con la dirigencia de la microempresa una prórroga para el pago y la modalidad de desembolso de un 15% del monto en especies. El compromiso puede aliviarles algo del problema a las pequeñas empresas, que son lógicamente las más afectadas. Como era previsible, el acuerdo generó críticas de la COB y de la Confederación de Empresarios.
En el caso de los sindicatos, quieren evitar que se replique este convenio a otros sectores. En el caso de los privados, reclaman un alcance general y el pago en cuotas hasta junio de 2019. Como se ve, el entuerto sigue y hay que buscar salidas creativas, pero no irresponsables. El diálogo debe seguir hasta destrabar la situación. Aunque el doble aguinaldo inyectará dinero adicional al consumo de fin de año, el efecto puede ser más costoso para la economía si resta a las empresas flujo, recursos para inversiones y para la generación de empleos.