Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 05 de diciembre de 2017
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones judiciales
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Y la dijo porque estaba convencido que nosotros los seres humanos somos obstinados y queremos descubrir nuevas, pero no innovamos en nuestro procedimiento, pasos o técnicas,
Porque por segunda vez hemos ido a las urnas para elegir a los altos magistrados judiciales, pero no estamos entrando a resolver el tema de fondo: la crisis en la administración de justicia en Bolivia. Justicia, tomando en cuenta los principios del jurista romano Ulpiano: “Es dar a cada uno lo que le corresponde”, que arrastra en el fondo, temas de injerencia política, corrupción, retardación de justicia y en suma, ausencia de garantía de seguridad jurídica.
Pues encima, si a alguien le quedaban dudas que la justicia estaba al servicio del régimen de turno, con el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional, se confirma de manera contundente que éstos se dictan desde el mismo Palacio de Gobierno.
Porque nadie se explica que siete vocales del Tribunal Constitucional Plurinacional puedan haber fallado en contra de dos referéndums o consultas populares al pueblo, primero cuando aprobamos la Constitución Política del Estado, el 25 de enero del 2009, aceptando esa norma, ley de leyes de un país, como el máximo ordenamiento jurídico del país, y luego el 21 de febrero del 2016, cuando Bolivia votó en contra de la repostulación a un tercer mandato del presidente Evo Morales.
Porque fuimos segunda vez a las urnas a votar por candidatos que ni conocemos, porque lamentablemente ni los dejaron hacerse conocer restringiendo a ellos mismos la libertad de expresión.
Porque por segunda vez vamos a tener autoridades ilegítimas, porque quienes elaboraron la ley de convocatoria tendieron la trampa y solamente harán valer los votos válidos e ignorarán los votos blancos y nulos, que en su mayoría han sido abrumadoramente superiores.
Pero no solo eso, porque poco a poco nos estamos acercando a las elecciones que se realizan en Cuba o en China, donde dicen que eligen democráticamente a los gobernantes, pero, en una especie de suerte sin blanca, de candidatos alineados políticamente al régimen de turno, sin dar espacio a la oposición política o a otras alternativas.
Y cuál será el resultado. Jueces que no podrán cumplir sus promesas de ser independientes del régimen de gobierno porque hay una espada de Damocles sobre sus cabezas. O si no pregunten al magistrado del Tribunal Constitucional, Gualberto Cusi, a quien le sonrieron cuando dijo que leía los fallos en hojas de coca, pero lo mataron civilmente cuando el mismo Ministro de Salud, reveló que éste tenía una enfermedad terminal contagiosa y encima le abrieron un juicio de responsabilidades. Todo por haberle declarado la contra al presidente Evo Morales y denunciar injerencia.
¿Qué puede quedar al final de esto?. Que en la votación por las 96 autoridades del Tribunal Constitucional, Consejo de la Magistratura, Tribunal Agroambiental y Tribunal Supremo de Justicia, nos habremos gastado nada menos que 125 millones de bolivianos y que de nada puede valer la movilización de más de 6 millones de bolivianos que acudimos a las urnas, porque no cambiaremos nada porque hemos vuelto a aplicar la misma fórmula y tendremos los mismos males.
Y encima sobre lo llovido mojado, aparte de la repostulación del Presidente Morales, por encima de la voluntad popular, la justicia ilegítima, se anuncia la aprobación de una Ley de Información Responsable, que pretende restringir aún más la libertad de expresión y de información, en un nuevo cortapisa para la democracia.