Jaime Paz Zamora, de 79 años de edad, confirmó este lunes que será candidato presidencial por la alianza entre el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el mirismo. Presentó una propuesta de siete puntos, entre los cuales se plantea convertir a Bolivia una “república federal”.

En conferencia de prensa, Paz aseveró que se enorgullece de su mandato como presidente (1989-1993) y que del mismo salió por la “puerta grande”. Señaló que puede caminar en la calle y que nadie los apunta de corrupto.      

Dijo que al recibir la invitación del PDC le sensibilizó recordar su lucha por la democracia, en la cual sacrificó la vida familiar, sufrió atentados y hasta perdió un hermano. Contó que el nobel de literatura Gabriel García Márquez le dijo que las cicatrices de su rostro son las cicatrices de Bolivia.

Para encarar el futuro inmediato, Paz señaló que pretende ser un articulador de una unidad más amplia, que pueda representar a la ciudadanía frente a una democracia amenazada.

Propuesta de siete pilares

Paz Zamora expuso una propuesta de siete pilares para encarar un futuro gobierno.

Su primer pilar es el respeto al 21F y la Constitución.

El segundo es la instauración de una república federal. Dijo que ya llegó ese momento, en que sean los gobiernos departamentales que trabajen por su desarrollo regional con competencias claras. 

El tercer pilar es cambiar la forma de hacer presupuesto, en sentido de privilegiar la inversión en salud, educación y producción, por encima de los gastos en el Ministerio de la Presidencia, Gobierno y Defensa.

En cuarto lugar, planteó hacer de Bolivia un país limpio, no sólo en su medio ambiente, sino también limpio de corrupción y en su justicia.

El quinto pilar es dejar de llorar ante Chile por el tema marítimo. Dijo que la demanda en La Haya fue un gran fracaso, y que ahora Bolivia debe apuntar a llegar al mar por otras partes, como Ilo y Puerto Busch.

En sexto lugar planteó establear relaciones con los cinco países limítrofes sin involucrar a las ideologías, y por último propuso que Bolivia asuma un rol de neutralidad activa frente a las disputas políticas internacionales.