Dada la complejidad de los trámites que se deben realizar ante la Organización de Naciones Unidas, se calcula que en tres años se tendrá una respuesta sobre la solicitud conjunta de crear una reserva de la biosfera para la cuenca del Pilcomayo y la Reserva de Tariquía, afirmó el encargado de la misión diplomática de Bolivia en los Estados Unidos de América, Pablo Canedo.

En 2016 se pretendía que la región del Gran Chaco Sudamericano sea reconocida como una reserva trinacional –Argentina, Bolivia y Paraguay- de la biosfera por la Unesco, la agencia especializada de la ONU en conservación del patrimonio cultural y natural, sin embargo, Canedo, que en ese momento era director de la Oficina Técnica Nacional (OTN) para los ríos Pilcomayo y Bermejo, puntualizó que actualmente las gestiones son sólo para las regiones mencionadas.

La zona está siendo amenazada por la expansión de la exploración de los hidrocarburos impulsada por el Ministerio en la Reserva además de la autorización del gas no convencional (fracking) en la llanura chaqueña.

Objetivo
El objetivo de la declaración se trazó hace más de una década y media y fue madurando a través del trabajo conjunto y sobre todo de los Encuentros Mundiales del Gran Chaco Americano que se celebraron en Asunción en 2010, en Buenos Aires en 2013 y en Villa Montes en 2016.     Sin embargo, Canedo puntualizó que actualmente la reserva biosférica no comprende a todo el Gran Chaco, solamente a las áreas donde ya existe una cultura de conservación como es la Reserva de Tariquía y en el Pilcomayo, tomando la zona de influencia que compromete a los tres países antes aludidos.

Explicó que el concepto de reserva de biosfera integra el desarrollismo –la construcción de carreteras, exploración y explotación de hidrocarburos, construcción de represas, etc.- con el ambientalismo, que busca conservar las áreas protegidas.

“Esta concepción es amigable y no los enfrenta, sí tiene núcleos en reservas que son las partes sensibles que por diferentes razones no deben de tocarse y no hay esa gran contradicción que hoy enfrenta a diferentes sectores de la sociedad respecto a algunas obras y proyectos”, explicó al aclarar que la idea nació en la Unesco bajo la premisa del Vivir Bien y lo que es el desarrollo humano.

Contó que en 2016, como directivo de la OTN visitó la Unesco para poder establecer una línea de trabajo con los ambientalistas, en este caso la Organización No Gubernamental Naturaleza y Vida (Nativa), para poder articular las primeras ideas y posteriormente se trabajó con el Ministerio de Medio Ambiente y agua para ir generando los lugares donde pueden haber estos corredores de biosfera.

Para lograr este cometido, dijo, se debe realizar una presentación formal con todos los gobiernos involucrados, en este caso la reserva de biosfera del Pilcomayo involucra a tres gobiernos, y un corredor con las reservas que tenemos aquí con Tariquía y la paralela en la Argentina para lo que será la reserva del Bermejo. “Hay que presentarlos de tal manera que cumpla con los requisitos para su evaluación”.

Cuando se tratan de biosferas que involucran a dos o tres países o más, el tratamiento que realiza la Unesco toma tiempo, además se debe entender que no todos están en la misma sintonía, no todos entienden el concepto por lo que el trabajo especialmente lo realiza la consultora Mundo Ambiental.

“Son nuevos conceptos que nos pondrían en un nivel y una estatura internacional porque detrás de una reserva de biosfera hay financiamiento para el desarrollo teniendo en cuenta que vas a tener una reserva y esto tiene que ser introducido en todos los movimientos ambientalistas ortodoxos que se encuentran confrontados con el desarrollo o con las propuestas de desarrollo”, puntualizó.

El Chaco es el bosque seco más grande del mundo

El Chaco es la segunda ecorregión más importante del continente sudamericano, después de la Amazonía, y el bosque seco más grande del mundo. Su millón de kilómetros se extiende por Bolivia (20%), Paraguay (35%) y Argentina (40%), además de Brasil (5%) y es uno de sus principales ejes vertebradores al río Pilcomayo.

En su entorno, según el perímetro tomado en cuenta, viven más de cuatro millones de personas y que “deben seguir viviendo” según las conclusiones del III Encuentro Mundial del Chaco.