Medio: Ahora el Pueblo
Fecha de la publicación: domingo 21 de octubre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Se trata de unas elecciones inéditas en Bolivia y que son un reto para la democracia dentro de las tiendas políticas que, en el caso de aquellas que se sustentan sobre una base empresarial, podrían fácilmente traducirse en el fin de los dueños de partidos y de las roscas que giran a su alrededor.
Es bueno señalar que la Ley de Organizaciones Políticas —hasta antes de su promulgación— pretendió ser estigmatizada por los voceros de la derecha que se vieron obligados a reconocer su triste realidad, su carencia de programa y liderazgo serio para encarar proceso electoral alguno, incluso dentro de sus propios partidos o de lo que resta de ellos.
De cara a lo que serán las próximas elecciones primarias, el sistema tradicional de partidos se ha visto de cuerpo entero: estructuras decadentes, siglas sin militantes, fragmentos de lo que alguna vez fueron partidos políticos y, lo más grave, ausencia de liderazgo.
En contraste, el panorama que vive hoy Bolivia muestra al Movimiento Al Socialismo (MAS) como la única fuerza política nacional vigorosa y coherente que, lo ha demostrado, mantiene un caudal electoral incontenible, sustentado en un proyecto de país y en un liderazgo indiscutible como el del presidente Evo Morales.
Frente a la fragmentación e inconsistencia de los resabios del neoliberalismo que se pintan hoy de “renovadores”, el pueblo organizado se alza como una ola que, está claro, consolidará lo avanzado en más de 12 años de cambio y profundizará aún más la democracia para la liberación definitiva de la patria.
El 27 de enero, por primera vez en la historia boliviana, serán los militantes los que decidan con su voto quién los representará en las justas presidenciales. Ahí, los movimientos sociales y su convicción democrática, participativa y comunitaria son la garantía de la victoria de la patria sobre la antipatria.