Medio: La Patria
Fecha de la publicación: miércoles 17 de octubre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Carlos Mesa, historiador, escritor y periodista de gran prestigio y relieve internacional, no es político, no pertenece a ninguna tienda partidista; es, por consiguiente, independiente y, tal vez por esa condición, su anuncio de ser candidato "despertó" a las corrientes político-partidistas del país que, con diversas declaraciones y opiniones parece que actuarán en el proceso pre-electoral que empieza jugarse.
"Despertar" de su largo letargo a las corrientes partidistas del país no fue, de ningun modo, muy propicio en las actuales circunstancias en que todo muestra que esas organizaciones están dispersas, divididas, sin rumbos aparentes y sin coherencia alguna. Carlos Mesa es, por sus antecedentes y prestigio, un líder; los demás son jefes de partidos porque están comprometidos con sus grupos, sus partidarios políticos o más propiamente, por quienes con seguridad, tienen fijos sus objetivos.
La población en su mayor parte ha recibido bien el anuncio de la candidatura de Mesa porque lo consideran honesto y responsable; que muchos le endilguen defectos y faltas, es innegable; pero, lo que más le reprochan es "haber dejado a su amigo de fórmula como fue el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada"; pero, cabría preguntar a cualquiera de los contrarios o denostadores de Carlos Mesa: ¿Qué hubiese hecho en la calidad de Vicepresidente y teniendo que asumir, constitucionalmente, la Presidencia? ¿Hubiese renunciado a ello por seguir al amigo? Carlos Mesa lo hizo porque así seguramente le dictaba su conciencia y su deber como Vicepresidente y como ciudadano del país al que se debe: asumir la función que, además, le correspondía legalmente. Carlos Mesa tendrá errores y defectos porque no es perfecto como nadie lo es; pero, en todo caso, ahora tiene el mérito de asumir una posición que ningun político lo quiso o pudo hacer antes; no faltará alguno que - sin los méritos necesarios - podría creerse también candidato (y, como decían las abuelitas: "hasta el paquito de la esquina quiere ser presidente o, por lo menos, Vicepresidente). Se despertó, pues, en nuestros políticos, el "poder ser"; pero, ninguno (incluso C. Mesa) será lo que debe ser si no hay unidad, no hay fortaleza en favor de un solo candidato de la oposición; lo contrario será, simplemente, asegurarle un triunfo a quien quiere ser, de todos modos, otra vez Presidente así lo haya sido ya 13 años por lo que el pueblo le dijo clara y categóricamente, el 21 de febrero de 2016: ¡Bolivia dijo No!. En fin, los políticos verán qué hacen y qué deciden; pero, en todo caso, lo importante y urgente es que tengan por mira los intereses del país que espera capacidad, honestidad y responsabilidad.