Medio: El Día
Fecha de la publicación: jueves 18 de octubre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Región, etnia, género, extracción social y condición intelectual son algunos de los tantos factores que pueden contrapesarse con una buena amalgama en la dupla electoral, aunque siempre hay las excepciones de rigor que confirman la regla.
Estas reflexiones vienen a cuenta, primero, de un globo de ensayo sobre una presunta precandidatura Andrés Gómez Vela-Amalia Pando, que al margen de la diferencia de género reuniría a dos postulantes casi gemelos: ambos representan a la misma conurbación de La Paz-El Alto, tienen idéntica procedencia ideológica socialista; y una trayectoria periodística similar, que ha ido desde la militancia en el “proceso de cambio” a la actual disidencia y persecución desde el poder.
Méritos individuales hay de sobra en los pre-postulantes, pero su capacidad de irradiación podría agotarse en una burbuja social de clase media urbana, andina y de izquierda, dejando de lado otras grandes realidades nacionales.
Por otro lado, en cuanto a la candidatura de Carlos Mesa, está claro que su perfil fuertemente ligado al occidente del país tendría que ser complementado por una figura relevante de Santa Cruz, y su condición de “independiente” contrapesada por alguien ligado a sólidas estructuras político-partidarias.
Vamos ahora al plano internacional y a una cuestión que analizábamos la semana pasada: la primera vuelta de las elecciones en el gigante brasileño. En el contexto de polarización vigente en el vecino país, ninguna de las dos fuerzas principales apostó por la complementariedad en sus binomios, sino por la redundancia: el Partido Social Liberal con su fórmula militar-militar y el Partido de los Trabajadores con una vice del Partido Comunista.
Ninguno de los postulantes punteros se hizo acompañar por un centrista a la segunda magistratura, elemento que tal vez podría haber ayudado a Bolsonaro a imponerse en la primera vuelta. Aprendiendo rápidamente del error, el candidato del PSL ha optado por aparecer flanqueado por el economista liberal Paulo Guedes más que con el general Hamilton Mourão, correctivo que no desdibuja el alineamiento a la derecha pero que pone el foco en la modernización tecnocrática antes que en un eventual reordenamiento autoritario.
La historia universal es, también, el cementerio de los binomios que no fueron, contrafactuales que de concretarse podrían haber cambiado el curso de los acontecimientos. Pienso, por ejemplo, en la fallida fórmula Perón-Balbín, intento de acuerdo de unidad nacional entre justicialistas y radicales que, de plasmarse en los comicios argentinos de 1973, quizás habría evitado –sucesión mediante- la impresentable administración de María Estela Martínez de Perón y la posterior deriva dictatorial.