Medio: La Patria
Fecha de la publicación: martes 16 de octubre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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Lo ideal es que la democracia participativa permita una elección que responda a intereses colectivos y no sectáreos y que además sea una consecuencia de la más amplia participación ciudadana, sin presiones, sin intimidaciones, pero sobre todo respetando la Constitución y haciendo honor a la práctica respetuosa de las ideas, de las leyes, de las normas y finalmente de la voluntad del soberano, el pueblo que elige a sus mandantes.
Contenido
Prácticamente se abrió el camino electoral para llegar en octubre del año próximo a la elección de nuevos mandatarios, hablando de presidente y vicepresidente, además de la gran cantidad de parlamentarios, que entre otras cosas son parte de los esquemas partidarios que pugnan por lograr un curul que les signifique cierta seguridad por un periodo de cinco años, antes eran solo cuatro, pero las cosas cambiaron por ciertos intereses sectarios.De momento el proceso electoral ha forzado la presentación del primer candidato que pueda enrolarse en la denominada oposición, pues por el otro lado ya se sabe que el Presidente Morales, insiste en su repostulación a una cuarta gestión. aunque persiste en los niveles políticos la resistencia a esa alternativa, lo que se verá con mayor fuerza cuando las plataformas ciudadanas expresen su posición de rechazo a esa postulación y exijan el respeto al resultado del 21 F.
De momento la figura en el camino electoral, democráticamente propuesta es la del expresidente Carlos Mesa que recibió el impulso partidario del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), partido legalmente establecido, pero al mismo tiempo de una reconocida militancia restringida que se incrementa en los últimos días con la apertura de libros que han sido abiertos en todas las ciudades del país. De todos modos para el candidato Mesa, esta oferta partidaria resulta oportuna ante la falta de un consistente apoyo partidario.
Lo que se espera es que con la convocatoria a elecciones se defina el respeto a las libertades ciudadanas fundamentales, la práctica electoral de amplio pluralismo entre los partidos que puedan trabajar en un marco de independencia de los poderes públicos y bajo normas que hagan cumplir las determinaciones vigentes en la Carta Magna, que no puede ser alterada por ninguna circunstancia.
Se trata de avanzar en un terreno saneado, que no tenga obstáculos que interfieran la práctica de la democracia en su forma más expresiva que es la elección de autoridades por el voto directo, pero con candidatos que validen su participación respetando la democracia y la voluntad popular que se expresa con la seguridad de que los ideales colectivos son parte de una gobernabilidad que se asienta en el respeto a las leyes, a la Constitución y a la voluntad popular.
En el país los procesos electorales, casi siempre se han caracterizado por la participación de muchos candidatos, en algunos casos más de una decena y con resultados de una clara "atomización" del voto, lo que ha reducido el carácter de un masivo y efectivo apoyo por candidatos de raigambre popular, que no es lo mismo que acciones partidarias populistas de efímeros resultados.
Lo ideal es que la democracia participativa permita una elección que responda a intereses colectivos y no sectáreos y que además sea una consecuencia de la más amplia participación ciudadana, sin presiones, sin intimidaciones, pero sobre todo respetando la Constitución y haciendo honor a la práctica respetuosa de las ideas, de las leyes, de las normas y finalmente de la voluntad del soberano, el pueblo que elige a sus mandantes.
En el caso de nuestro país asumimos una especial responsabilidad que conlleva tocar la conciencia de candidatos para que muestren sus intenciones de gobernabilidad con la más amplia libertad y sinceridad y a los electores actuar con responsabilidad cívica sabiendo que de su voto dependerá la suerte, el presente y el futuro de la Patria.