Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: viernes 12 de octubre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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Tomo esta palabra quilombo, término de raíces africanas, que según las definiciones más aceptadas, tiene varios usos diferentes, pero en general se utiliza para nombrar algo que provoca escándalo, conflictos, o a aquello que está descontrolado.
En este quilombo se siente uno después del fracaso de las negociaciones en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya que rechazó la demanda de Bolivia para negociar con Chile, un acceso al mar. Por otro lado, las movilizaciones del 21-F, movimiento que demanda el respeto del referéndum constitucional que el 21 de febrero de 2016 rechazó una nueva repostulación del presidente Evo Morales, en la misma fecha, vale decir el 10 de octubre, también hemos celebrado 36 años de democracia, recordado el 10 de octubre de 1982, cuando asumió la presidencia Hernán Siles Zuazo, con la Unidad Democrática Popular (UDP) y configuró el primer gobierno que inauguró la democracia. Y, para finalizar, la presentación de la candidatura del expresidente Carlos Mesa quien decidió aceptar la invitación del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) para las próximas elecciones presidenciales. Mesa manifestó que estos eran tiempos de inflexión histórica en el umbral de un nuevo tiempo, en detrimento de uno viejo que está agotado y ha cumplido su ciclo.
En medio de esta batidora de demandas y luchas políticas en el país, en Brasil, Jair Bolsonaro candidato de la ultraderecha aspira a llevar las riendas del país vecino, con un gobierno de militares, además se manifiesta simpatizante del uso de armas, y ha sido calificado como racista, homofóbico y misógino. Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), lideró la primera vuelta electoral con 47 millones de votos. Como para afirmar que esto sí que es un señor quilombo.
Y sí, la impronta de tantos hechos que se vienen en aluvión nos hace pensar en que esta es definitivamente una sociedad del espectáculo, donde el sujeto social asume que tiene una fuerte participación cívica y hasta cree que los destinos del país pueden virar hacia ese tan ansiado destino común que todos queremos. Un destino de unidad y cosas de esas que suenan a lugar común o a metáfora gastada.
En este vertiginoso devenir histórico, esta columna se adhiere al desconcierto general de aquellos que sí creemos en la alternancia en el poder, también advertimos un peligroso viraje en los países de la región hacia la ultraderecha y que observamos profundamente hastiados, el devenir de estos tiempos.
En medio de esto uno debe, como siempre, seguir siendo este sujeto “cansado” pero productivo, debe pagar sus impuestos y debe ir pensando por quién votará en las elecciones presidenciales que ya se vienen encima, y pensar que una mirada apocalíptica es un baño de realidad dados los antecedentes y también contemplar con cierto despecho que para las culturas orientales crisis también significa oportunidad, pero para este lado del mundo, me temo, que crisis es quilombo sin salida y tan solo eso.
La autora es escritora