Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 12 de octubre de 2018
Categoría: Representación Política
Subcategoría: Democracia paritaria
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Página Siete / La Paz
Sólo 20 municipios, de los 339 con los que cuenta Bolivia, son liderados por alcaldesas. De igual forma se registra que ninguna de las gobernaciones es capitaneada por mujeres, según el informe Situación de las mujeres en Bolivia, 11 de octubre de 2018.
Ese documento, publicado por el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, da cuenta de que sólo el 6% de municipios está regentado por una mujer; y el resto, 94%, está liderado por un varón.
Mónica Novillo, directora ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer, explicó que ese fenómeno ocurre en todas las instancias “ejecutivas” del Estado, tanto en el poder central (ministerios) como en el ámbito subnacional (gobernaciones y municipios).
“Yo lo atribuyo a la persistencia de una mirada machista respecto a la posibilidad de que las mujeres puedan ser titulares de los cargos de los ejecutivos”, explicó la especialista.
Novillo citó como ejemplo de aquella tendencia que en los debates de candidaturas para presidente y vicepresidente, de cara a los comicios 2019, “la posibilidad para que las mujeres sean candidatas está casi ausente”.
¿Norma o voluntad política?
La especialista indicó que la experiencia nacional deja entrever que si no hay una norma que obligue a tomar una determinada acción, las autoridades no actúan por voluntad política.
“Si no hay norma, no cumplen. Aquello significa que no hay voluntad política. Todos los avances en participación y presencia de las mujeres no dependieron de la voluntad política, sino de la obligatoriedad de cumplir la norma, la cuota, la paridad, etc. Entonces tienen muy poca voluntad política, más allá del discurso”, expresó Novillo.
El informe, divulgado por la conmemoración del Día de la mujer boliviana, detectó “falta de democratización de las organizaciones políticas”, problema “que se manifiesta en la ausencia de igualdad en la vida orgánica interna”.
En el documento se argumenta que “la paridad es inexistente en su normativa y en la composición de sus direcciones. Si bien se tiene una amplia participación de mujeres como militantes, su presencia es minoritaria en la dirección”.