Medio: La Patria
Fecha de la publicación: sábado 06 de octubre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia comunitaria
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
En el amanecer del hombre andino, surge en el tiempo el pueblo de los Urus, descendientes directos de los primeros seres humanos que escogieron como su hogar el territorio de la hoy Bolivia.
Vemos hoy con gran tristeza que el pueblo Uru lentamente languidece y desaparece por la combinación fatal de la contaminación, los desastres climáticos, la discriminación, la absoluta falta de atención de los gobernantes e incluso de algunos de sus propios representantes, pero más que todo por la; indiferencia de nosotros.
Reconozcamos que somos indiferentes ante la suerte del ecosistema del lago Poopó, ante la contaminación de los ríos y cuencas, ante la muerte de millones de animales, pero sobre todo ante el ocre destino de la Nación Uru, que vive quizás una de sus horas más oscuras. Poco le ha importado eso a la ciudadanía, dándose el deplorable caso comparativo de que muchas más personas salieron a las calles por mascotas maltratadas y caras bonitas de la farándula mediocre, que por la contaminación ambiental y la agonía de toda una Nación originaria.
Ellos también son bolivianos, bolivianos que por generaciones no conocieron sino injusticias, represiones, discriminaciones e indiferencias, incluso nuestra tierra de Oruro hasta por su nombre está ligada íntimamente al ancestral pueblo de los Urus.
Sin entrar en el ánimo de la polémica interétnica con todo lo negativo que representa, existe una gran verdad que, no, podemos dejarnos a la desidia y la indiferencia y asistir como cómodos espectadores al final de un pueblo milenario que es la cultura viva más antigua de Sudamérica, hacerlo significaría negarnos a nosotros mismos como seres racionales y pensantes, consideremos de que el tiempo de la ignorancia y la indiferencia no es el tiempo presente y de que como seres humanos debemos, tenemos y podemos hacer la diferencia.
Desde hoy y hasta poder revalorizar, rescatar, revivir y reconocer a la cultura, así como el ecosistema de la tierra ancestral de los antiguos hombres de las aguas que son los Urus, ancestros carnales y espirituales de todos los orureños, no podemos renunciar a la obra encarada, por razones culturales, antropológicas, ecologistas, históricas, pero sobre todo por humanidad trabajemos unidos por nuestro pueblo de los Urus.