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Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 05 de octubre de 2018
Categoría: Autonomías
Subcategoría: Departamental
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Los paros cívicos no tienen que acomodarse a los tiempos políticos. Hoy, mientras el mar y su pérdida siguen marcando la agenda, eclipsando todo a su paso, incluida la carrera política por las Elecciones Primarias, Tarija va a un paro cívico en defensa de la dignidad de la Autonomía, ergo, de la propia Constitución Política del Estado.
El Gobierno nunca ha creído en la Autonomía; la incluyó en el texto constitucional de mala gana para cerrar la peor crisis del país, porque su negación alimentaba el separatismo más que su propia inclusión. En cuanto pudo y los números políticos le dieron, luego de la arrolladora elección de 2009, la Autonomía se llenó de candados y trampas con la Ley Marco para la Autonomía.
Durante la gestión de Lino Condori, cuatro largos años de escandalosa gestión económica, donde los recursos se multiplicaban infinitamente y al Gobernador no se le ocurrió mejor idea que cuartearlo en infinidad de partecitas para tener contentos a todos los caciques del territorio, sin tener la más remota idea de que era un plan departamental, el Ministerio de Economía no dijo nada.
Es más; cuando el petróleo empezó a caer a ritmo vertiginoso, tal como habían advertido los expertos en 2013, la Gobernación siguió dando rienda suelta a las declaraciones de disponibilidad presupuestaria, con aval del Ministerio, generando un agujero magnífico en las cuentas públicas. Porque el compromiso adquirido, licitado y pagado su adelanto – de los que por cierto poco se sabe – siguió ahí pero no había con que pagar.
Después de aquel agujero, cuando los tarijeños dejaron atrás la interinidad por la vía democrática, el Ministerio no asumió ninguna responsabilidad sobre la situación que había dejado su correligionario en la cuentas de Tarija. Reconoció que Tarija caminaba hacia la recesión, pero igualmente negó cualquier plan urgente de inyección de recursos públicos y ni corto ni perezoso empezó a hacer débitos automáticos para cobrarse sus partes cuando quiso y como quiso. Muy al final, aprobó los fideicomisos – que no son gratis – y aprobó el endeudamiento privado – que mucho menos-.
Y ahora llega Jaime Durán, el viceministro de Presupuestos, a decir que como los administradores son malos, mejor que ellos asignen los recursos directamente a los proyectos que ellos consideren oportunos, que obviamente son los concurrentes con su Gobierno. Sí, estimado lector, aunque no lo crea, el Gobierno tiene proyectos concurrentes con Tarija, aunque no los vaya a comparar con el Teleférico, la doble vía a Oruro, etc.
La autonomía no es una prebenda, es una decisión de cómo se debe administrar el Estado. Que el Ministerio, escudado tras los dos tercios de la Asamblea, meta la mano directamente en el presupuesto de Tarija es un exceso que viene a sumar al complejo de hermano mayor y sobre todo, a la deriva de un Gobierno cada vez más autoritario.