Medio: El Deber
Fecha de la publicación: jueves 04 de octubre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Han salido a la luz pública las tensiones internas en el Tribunal Supremo Electoral. Inicialmente se supo de la disidencia de la presidenta Katia Uriona y, recientemente, se conoció que también Antonio Costas y Dunia Sandoval estuvieron en desacuerdo con algunos artículos del reglamento para las primarias. El más polémico impide a los militantes ajenos a un partido impugnar una candidatura que no sea la propia, lo que se ha interpretado como un blindaje más para proteger al binomio de Evo Morales y Álvaro García Linera.
Por si faltaban problemas en el TSE, cuya credibilidad está muy cuestionada debido a la Ley de Organizaciones Políticas y por situaciones como la negativa a autorizar la personería jurídica al partido de Luis Revilla, el lunes anunció su renuncia el vicepresidente del órgano. José Luis Exeni eligió el turbulento día del fallo de La Haya para difundir oficialmente su alejamiento del Tribunal, atribuido a una enfermedad. La agitación de esas horas diluyó la relevancia de la noticia de su salida, a pocos meses de las primarias, que deja a un tribunal por ahora incompleto, criticado y apurado por el paso vertiginoso de los días.
No se siente un alineamiento ni una unidad monolítica de los árbitros electorales. Si bien las discrepancias son naturales, habitualmente no se han ventilado fuera de la institución, como acaba de ocurrir. En realidad, es mucho lo que se juega la democracia en estas semanas y meses que vienen y, aparentemente, también pueden ser determinantes las presiones que enfrentan los vocales. Es evidente también que siempre hubo presiones a las actuales y anteriores autoridades electorales. Por lo tanto, se insistió en exigir que los elegidos para ocupar funciones de tan alta responsabilidad sean personas capaces, honestas y de probada independencia.
Por lo que se ha escuchado y dicho, no existe plena confianza de los actores ciudadanos y políticos en los actuales árbitros electorales, sobre todo después de su actuación en la generación de la Ley de Organizaciones Políticas y en la aprobación de su reglamento. Una importante corriente de opinión interpreta que las primarias con alcance vinculante les ofrecerán en bandeja a Evo Morales y a García Linera sus candidaturas frenadas por el 21-F. No faltan algunas sospechas de que los vocales han tenido una conducta supuestamente funcional a la intención del binomio oficialista de prolongarse en el poder y desfavorable a las aspiraciones de igualdad de oportunidades para la oposición. Se cuestiona, por ejemplo, por qué los vocales hablaron con el presidente sobre la nueva norma en su residencia. También genera suspicacias la negativa a avalar la personería de Sol.Bo
En consecuencia, el TSE debe urgentemente esforzarse en salir de estos enredos y dar señales contundentes de distancia política si aspira a recuperar una mínima confianza de todos los actores partidarios y de la ciudadanía.