Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 30 de septiembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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El nuevo rayado de cancha de la Ley de Organizaciones Políticas dispone que todos los candidatos que configuren en los binomios para las elecciones generales de octubre de 2019 deben forzosamente ser elegidos de manera definitiva e inmodificable en las primarias internas que cada partido está obligado a realizar el próximo 27 de enero de 2019, para lo cual esos binomios deben ser inscritos por los partidos políticos en el órgano electoral dentro de pocas semanas, este 28 de noviembre.
Un proyecto de ley que buscaba mejorar el sistema de partidos políticos fue alterado y adaptado por los estrategas del Gobierno para desbaratarlos en beneficio del MAS.
No habrá segunda vuelta en diciembre de 2019 si Evo gana la primera vuelta de octubre de 2019 con el 50% más uno, o si la diferencia porcentual entre su votación y la del siguiente candidato es mayor al 10%. Si sucede cualquiera de esas dos cosas, Evo será elegido Presidente en la primera vuelta y tendremos que tragarnos ese sapo indefinidamente.
Para reducir la votación de Evo en la primera vuelta a menos del 50% y así generar una segunda vuelta, es indispensable que se presente una amplia oferta de candidatos de oposición en la primera vuelta y por tanto en las primarias de enero de 2019.
Si se logra que cada votante encuentre en la papeleta a su candidato favorito entre muchos otros, la votación de Evo en la primera vuelta se puede reducir a menos del 50%.
No se necesita ningún acuerdo para generar una amplia gama de candidatos en la primera vuelta. Bajo nuestra actual cultura (o incultura) política, pensar en la unidad es ir contra la corriente. Lo acostumbrado es que todos los partidos quieran inscribir sus propios binomios por separado y que todos lo hagan creyendo sinceramente que van a ganar.
Hay que aprovechar esta tendencia a la dispersión individualista para que candidatos grandes y chicos vayan por separado en la primera vuelta. Esa gran red de aspirantes creíbles e increíbles será capaz de capturar más de 50% del voto. Si se deja que opere esta mano invisible, la votación de Evo Morales se reducirá a menos del 50% y habrá una segunda vuelta.
Pero eso no es suficiente. Para ratificar la segunda vuelta es necesario contar además con un fuerte candidato en la primera vuelta, capaz de reducir su diferencia porcentual con Evo Morales a menos del 10%. Según todas las encuestas, en este momento ese candidato es Carlos Mesa, quien ha declarado unas veces que no será candidato y otras veces que las presiones abusivas del gobierno pueden obligarlo a ser candidato.
Si por ahora el único objetivo es derrotar a Evo en las elecciones generales del año próximo, lo ideal sería que Mesa acepte la invitación de algún partido opositor. Si Mesa declina, habría que esperar que algún otro candidato sea capaz de subir en las encuestas a la altura de Mesa.
Si se logra generar una segunda vuelta, lo cual parece posible si se apunta a maximizar el voto opositor en la primera vuelta mediante la dispersión de candidatos y partidos, Mesa o cualquier otro candidato que esté a su altura en las encuestas puede ganarle a Evo en la segunda vuelta.
En este momento Samuel Doria Medina es un distante segundo después de Mesa en las encuestas.
Si por el contrario los principales partidos opositores se unen en las primarias y esa unidad los lleva ala primera vuelta, incluso si esa unidad fuera entorno a la candidatura de Carlos Mesa, caerán en la dulce trampa que les ha tendido el oficialismo.
Muchos votantes que no encuentren a su candidato favorito en la primera vuelta se abstendrán o votarán nulo. De ser así, el porcentaje de votos de la oposición en la primera vuelta no sobrepasará el 50%. No olvidemos que gracias a este mal cálculo promovido abiertamente por el oficialismo Evo apunta a ser elegido presidente en la primera vuelta.
Este análisis supone dos cosas totalmente contradictorias la una con la otra. Primero que el Tribunal Nacional Electoral (TNE) no tendrá ningún escrúpulo en aceptar la inscripción de Evo como parte del binomio del MAS, y segundo que ese mismo inescrupuloso tribunal será absolutamente transparente y honesto cuando llegue el momento de contar los votos.
Todos sabemos que Evo jamás se arriesgará a perder ni en la primera ni en la segunda vuelta contra ningún candidato opositor.
Por las buenas o las malas doblegará al TNE para que garantice que el recuento de votos le sea siempre favorable, sin que importe un pito cómo hubiéramos votado los bolivianos.
La única manera de eliminar o reducir este fraude cantado es montando un sistema independiente de recuento de votos, el cual será detallado en futuros artículos.
Por ahora lo importante es demostrar que las actuales tratativas entre los partidos de oposición en sentido de armar una candidatura única o principal en las primarias, y por consiguiente en la primera vuelta, no están tomando en cuenta hacia dónde apunta la astuta estrategia del Gobierno.