Los pocos partidos políticos que estarían en condiciones de enfrentar el nuevo proceso electoral, empezando por las primarias de enero, están mostrando lo difícil que les resultará alcanzar el objetivo de tener "binomios atractivos" para un electorado altamente disperso y dubitativo, además desconfiando en el respeto a su voluntad democrática.

En criterio de un destacado politólogo del país, la forma abrupta de haber puesto en vigencia la Ley de Organizaciones Políticas (LOP) "ha roto el principio de igualdad de condiciones y no permite una equidad en la competitividad de las fuerzas políticas", expresando además un criterio sobre las alianzas partidarias que deben ser cuidadosamente establecidas, para cumplir su objetivo de enfrentar las situaciones desiguales de promoción electoralista.

Se reconoce que "la ley filosóficamente no está mal. El punto está en la forma amañada y premeditada de haber acelerado los tiempos y de haberla puesto en vigencia de una forma tan abrupta que rompe el principio de igualdad de condiciones y no permite una equidad en la competitividad de las fuerzas políticas". Para mayor abundancia de elementos el politólogo señala que sus aseveraciones se fundamentan en tres aspectos que describen el escenario político al cuál acudirán los partidos que no tienen la suficiente representatividad para un proceso electoral, no cuentan con un candidato de representación nacional y por tanto la búsqueda de políticos será tarea inclusive extra partidaria.

Lo evidente es que en la medida que pasa el tiempo y no se definen todavía algunas alianzas posibles, más bien se profundiza la opción de la imposibilidad de juntar a los líderes de oposición y que entre estos definan un binomio "potable", que para el conjunto ciudadano sería lo ideal. Persisten diferencias, se alejan las posibilidades de acuerdos, especialmente entre algunos partidos que se consideran capaces de avanzar independientemente en sus afanes electorales.

Hay cierta esperanza en que los jefes políticos más connotados de los últimos meses, de recientes actividades y más próximos a los hechos cotidianos logren un acuerdo de unidad, aunque el problema parecería centrarse en cuál de por lo menos cuatro líderes es elegido como "coaligante" de las corrientes políticas que predominan en el oriente y occidente. Ese candidato apoyado por los otros en el proyecto de unidad, puede significar una alianza positiva, lo demás es incierto.

En la consideración de las alianzas, se menciona que éstas no siempre pueden sumar en función de adherentes, también puede generar un efecto contrario al dispersar fuerzas, disuadir propósitos y fracturar aparentes acuerdos de unidad que si salen del control de los líderes, se convertirán en un lamentable fiasco a las expectativas de un electorado altamente vulnerable en el tiempo presente.

Prácticamente el mes de octubre que comienza en horas, tendrá que ser aprovechado al máximo para formar alianzas y confirmar binomios, lo que a su vez representa comprometer la participación ciudadana de electores que se sentirán comprometidos por lealtad y convicción a participar en primarias y luego en elecciones generales, defendiendo mínimamente principios ideológicos y programas políticos de transformación administrativa que garanticen nuevas perspectivas de desarrollo y servicio.

Las próximas decisiones, significarán también un reto al órgano nacional electoral, que en cuestión de días más deberá establecer el reconocimiento de las primarias y la designación válida de binomios, que se habiliten para los comicios generales. Todo está en función de días, tan pocos que son parte del esquema "quebrado" por el mismo TSE, para llevar adelante un proceso legal, pero inequitativo.