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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: domingo 23 de septiembre de 2018
Categoría: Consulta previa
Subcategoría: Consultas en materia minera
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Leny Chuquimia / La Paz
Estudios científicos hallaron alta concentración de mercurio en peces del norte de La Paz, lo que evitó su exportación. Alarmados, los pueblos indígenas que habitan en la Amazonia piden que se realicen análisis para descartar la contaminación de los comunarios. La presencia del químico -denuncian- es consecuencia de la explotación de oro que prolifera en ríos de la región.
“Es un problema de muchos pueblos. Han encontrado mercurio en los peces de los hermanos tacanas y hay estudios que dicen que los ese ejjas también están contaminados, entonces ¿cómo estaremos las otras comunidades? Deben hacernos exámenes”, reclama Lino Illimuri, dirigente de San José de Uchupiamona, TCO (Tierra Comunitaria de Origen) ubicada en el Parque Nacional Madidi.
En 2017, pobladores de las comunidades tacanas llegaron desde Pando -frontera con Perú- hasta La Paz para someter su cosecha de paiches a una evaluación que avale su exportación. Grande fue su sorpresa al ver que la concentración de mercurio en los peces sobrepasaba el límite de 0,5 partes por millón (ppm) establecido por la OMS. Su producción estaba contaminada al igual que el río del que la comunidad vive.
“El pescado es parte de nuestra dieta tradicional y estamos alarmados. Pero hasta ahora no hemos podido conseguir que hagan esta prueba en los pueblos”, señala Rolando Justiniano, representante de la comunidad toromona y dirigente de la TCO Tacana II.
En 2010, los tacanas iniciaron un proyecto de aprovechamiento del paiche. Lo que empezó como una forma de control de esa especie introducida, en cinco años se consolidó en una asociación comunitaria para comercializar la carne de este pescado en el mercado internacional.
“Para eso, el Senasag nos ha pedido que mandemos muestras a la UMSA. Al ver los resultados de los análisis todo el proyecto y la esperanza se nos ha caído. Los pescados han dado positivo al mercurio y nos han negado la certificación”, relata Justiniano.
El Laboratorio de Calidad Ambiental de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) realiza estas pruebas bajo protocolo de privacidad. Los comunarios, que recibieron los resultados, temen también por su salud.
La principal vía de exposición humana al químico es el consumo de pescado contaminado, establece el último informe Evaluación Mundial sobre el Mercurio, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Por la extracción minera en ríos, los peces se intoxican con metilmercurio, compuesto que es resultado del contacto del mercurio con el agua.
Ese compuesto se adhiere al plancton que sirve de alimento a los peces. Las especies más grandes, que viven de la ingesta de otras más chicas, presentan mayor concentración del tóxico.
Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los pescados destinados al consumo no deben presentar más de 0,5 ppm de metilmercurio. En humanos, la presencia del químico no debe ser mayor a una ppm (medido en cabello). Niveles más altos pueden ocasionar afectación neurocerebral y, en casos extremos, daño renal e incluso la muerte.
El representante de la TCO concluye que la contaminación es efecto de la explotación de oro que usa mercurio no sólo para separar el metal precioso, sino que lo libera del suelo al utilizar dragas. “Primero nos llegó por el descontrol de la actividad minera en Perú y ahora viene del lado boliviano”, afirma Justiniano.
Gestantes y bebés, los más vulnerables
Las embarazadas y los bebés son los más vulnerables a la contaminación por mercurio. “Esto se debe a que para una mujer en gestación, el feto se convierte en un bioacumulador de la toxina”, explicó el especialista colombiano en toxicología Jesús Olivero.
Ya en 2001, el estudio El mercurio en la Amazonia boliviana, de la investigadora Laurence Maurice-Bourgoin, evidenció que los pobladores de las riberas del río Beni presentaban niveles mercurio muy por encima de los permisibles ( de 1,1 ppm a 13,5 ppm cuando el límite es una ppm).
En una familia que fue parte de esa investigación se halló un bebé de nueve meses con una acumulación de cuatro ppm y otro niño de dos años, con 13,5 ppm. Ambos habían sido contaminados desde el vientre materno.
El especialista Olivero, quien llegó al país como expositor de un taller organizado por el Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), expuso que la contaminación será distinta entre una gestante que come pescado contaminado a diario y una que lo hace de forma ocasional. Recalcó que no se trata de no comer pescado, sino de identificar qué especies tienen mayores concentraciones.
Vania García, especialista del Laboratorio de Calidad Ambiental de la UMSA, explicó que los peces grandes concentran más metilmercurio. “Están arriba de la cadena alimenticia. Acumulan el tóxico por su alimentación”, dijo.