Medio: El País
Fecha de la publicación: domingo 23 de septiembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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El anhelo irrenunciable de nuestro País de recuperar una salida soberana al Océano Pacifico es la política de Estado más importante que tenemos y compartimos la mayoría de bolivianos y así fue entendida por la gran parte de los actores políticos del país. Es fundamental reconocer la iniciativa y correcta decisión del presidente Morales de representar esta demanda ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ), que de no haber sucedido, no hubiésemos podido llegar a la situación expectante en la que nos encontramos hoy. También reconocer el importante rol que jugaron los ex presidentes, Eduardo Rodríguez Veltze, como Embajador y agente extraordinario del Estado Boliviano ante La Haya, y Carlos Mesa, como vocero de la causa marítima, entre otros actores. Los resultados de estos años de trabajo se conocerán este 1 de octubre; esperamos que sean favorables para el país sabiendo que uno de los posibles fallos que puede dictar la “CIJ” es reconocer los derechos expectaticios que generó Chile durante un siglo, y abrir un escenario de diálogo entre dos Estados soberanos para afrontarlo ya no de manera voluntaria sino obligatoria vinculante, sobre una demanda específica: “la aspiración marítima soberana de Bolivia en la cuenca del Pacífico”, una decisión judicial que obviamente Chile espere que no se de.
Esta demanda, al margen de su acertada representación legal ante la Corte Internacional de la Haya por el equipo boliviano, sin duda ha sido utilizada con una clara intencionalidad política por el gobierno, representada por el Presidente como su principal exponente, hecho que en un escenario nacional polarizado y duramente agrietado luego del 21F, comenzó a tener un efecto que no es el que esperaba el Gobierno.
El objetivo del Gobierno es cosechar réditos políticos para el Presidente, en un escenario pre electoral que ellos generaron a partir de la modificación de la ley de Partidos Políticos, que tiene objetivos claros: dividir a la oposición y garantizar la inscripción ilegal e ilegítima de Evo. Es seguro que generó algún tipo de rédito, pero los números están lejos de lo que esperaba esa estrategia inicial.
¿Qué pasó? La política mundial y evidentemente nacional ha dejado de ser un ejercicio vertical para mutar a una fórmula horizontal, en una sociedad líquida donde el “nuevo elector” ya no es solo receptor de información y de opiniones sino generador de ambas; y que está 50 veces más informada que hace tan solo 10 años; de electores que ya no se dejan engañar y que puede interpelar a cualquier político, comenzando por el Presidente, con un solo click.
El Gobierno abusó de la demanda marítima, forzó la nota y los ciudadanos se dieron cuenta. Es muy fácil con este mundo conectado percibir “cuando un acto político carece de originalidad” y esta es la razón que explica por qué una causa tan noble no tiene un “movimiento” ciudadano genuino detrás, no tiene un ejército movilizado. ¿Causa sin ejército? ¿Causa sin movilización?
“Grassroots” es ver como miembros de una comunidad se asocian, crean un movimiento organizado natural, espontáneo y genuino para demandar algo concreto, que despierta a partir de un mensaje claro y que promueve una causa. Si no existe movimiento, la causa y los intereses secundarios que se quiera transmitir no se expanden, no se comunican ni se apropian, y sobre todo, no generan contextos y los electores, votan precisamente por los contextos, no por las consignas sueltas.
La defensa de los “derechos civiles”, “el derecho a la vida y la despenalización del aborto”, cual sea el enfoque que uno apoye, son algunas de las causas que originaron movimientos tremendos con inmensos resultados políticos.
Si el movimiento, aunque tenga apariencia de natural o espontáneo, fuera inducido y con falsa base, en muchos de los casos una simple iniciativa partidaria camuflada, se habla de su opuesto, que se denomina “astroturfing”.
El gobierno fue incapaz, pese a tener una causa tan clara y digna para el país, articular un mensaje nítido, que muestre grandeza, que con inteligencia y sutileza les genere réditos para sus intereses de segundo plano; los alegatos de La Haya y el incidente con Jaime Paz, ex presidente invitado y días antes agredido formalmente por el Gobierno, son la muestra más clara de aquello entre tantas equivocaciones; fue como ver a un caballo jugando en una cristalería. Había la mejor causa, no había mensaje claro de apropiación, no hubo el llamado “call action” y por ende no hubo movilización.
Estos procesos de apropiación, solo sirven cuando el objetivo es el ciudadano, cuando transmites que solo con su participación la meta se va a alcanzar, en este caso nada de eso ocurrió, el objetivo era: Yo puedo recuperar el mar, entonces puedo desconocer su voto y reelegirme las veces que quiera; me animo a decir que es el peor de los cálculos del gobierno.
Al frente el 21F, con la causa democrática, con un mensaje de defensa a la voluntad popular nítido y un ejército de miles de comandos movilizados que ahora es el movimiento más grande de las últimas décadas en el país. El objetivo en esta causa, no es una persona, es el pueblo, no tiene intereses secundarios, pero además por sobre todo es genuino.
La oposición defiende la causa del 21F; solo un novato trataría de apropiarse de ella y hacer lo que critica, pero lo preocupante pese a este positivo escenario son las ultimas señales indirectas de los opositores, que no son muy responsables. Un candidato ideal es el que tiene en la población 90% de conocimiento, 60% de credibilidad y un rango menor de 35% de negativos. Sin duda hay pocos que tienen esos números y además apoyo popular y chances reales de ganarle a Evo. Eso de pesos de padrón o fórmulas salvavidas de más de una candidatura única como salvaguarda a la judicialización, son egoísmos igual o mayores a los del Presidente. Por primera vez el pueblo cree que se puede ganar, hay un potencial candidato que está a dos puntos de Evo sin campaña y hay una CAUSA movilizadora; no es el mismo escenario que en 2009 o en 2014. Ensayos nacionales y regionales que no lean esto, pueden comprometer catastróficamente su viabilidad política futura.
Las dos causas serán parte del corazón de la dos estrategias, el tablero político grande del país hasta el 1 de octubre está en “stand by”, cualquiera de los “presidenciables” que mueva sus fichas antes de eso puede salir lastimado. Dependiendo de la decisión del ex presidente Mesa de participar, comenzará un partido que sin duda podemos ganar, solo si somos sensatos y actuamos con grandeza y, sobre todo, entendemos que hay un nuevo elector y que la política se hace de otra manera.