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Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: miércoles 19 de septiembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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La ciudadanía boliviana, en una significativa mayoría, logró aglutinarse en torno de una causa nacional democrática: la defensa del 21F, el respeto a la soberanía popular y a la Constitución Política del Estado. La consecución de este propósito es vista como una reivindicación tan importante, como lo fue, en su momento, la recuperación de la democracia.
Bolivianas y bolivianos de todas las condiciones sociales, étnicas, regionales, generacionales y de género se concentraron en torno a esta lucha y la vienen llevando adelante en contra del Estado, el partido de gobierno, la manipulación de la justicia, la subordinación de los órganos Legislativo y Electoral al Ejecutivo, la indiferencia cómplice de las instituciones llamadas a hacer cumplir la Constitución y unas organizaciones sociales aletargadas, y cooptadas por la prebenda oficial.
Como no podía ser de otra manera, el abanico multicolor y diverso que compone la resistencia cívica a una nueva postulación de Evo Morales y Álvaro García Linera no reflexiona ni actúa de manera uniforme, planificada ni ordenada. Las diversas opiniones y estrategias que se sugieren cotidianamente en la bullente actividad de las plataformas y colectivos ciudadanos, y en los partidos políticos son, muchas y algunas de ellas, francamente excluyentes y antagónicas entre sí.
Hay quienes piensan que concurrir a las elecciones primarias constituye una traición a la defensa del 21F y que se debería luchar en las calles, hasta las últimas consecuencias, por hacer respetar la soberanía del pueblo. Por otra parte, están los que afirman que la electoralización del proceso se ha producido irreversiblemente y que debemos prepararnos para los comicios.
Desde mi punto de vista, ambas posturas tienen muchos y buenos argumentos a su favor. Es verdad que el MAS, de manera abusiva e ilegal, nos impuso una Ley de Organizaciones Políticas (LOP), que dispone unas elecciones primarias cerradas para que las organizaciones políticas elijan sus binomios presidenciales y así poder participar de las elecciones generales.
Estas primarias buscan tres objetivos coyunturales que sólo sirven al partido de gobierno: a) dar un nuevo barniz de legitimidad a la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera, b) distraernos durante todo un año de los escándalos cotidianos de corrupción y de mala gestión, y c) dispersar y desorientar a las oposiciones con un calendario electoral apretado, y casi imposible de cumplir.
Todo esto, sin duda, es inaceptable y la LOP debería ser rechazada sin mayor debate. Sin embargo, todo parece indicar, más allá de la aguerrida voluntad de una parte de la ciudadanía, que las manifestaciones convocadas para rechazar las primarias no lograron cristalizar en un movimiento masivo y contundente, como sucediera en ocasión al rechazo al Código Penal.
Esta realidad lleva al otro argumento, al que hacíamos referencia. Muchos piensan que ante la imposibilidad coyuntural de evitar la realización de las primarias cerradas, lo responsable y sensato es, más allá de las condiciones adversas, enfrentar con energía y valor las elecciones, presentando una alternativa potente al MAS.
Como se ve, ambas posiciones son válidas. De lo que se trata ahora es de buscar una fórmula que, lejos de profundizar la controversia, preserve el bien mayor conseguido en dos años de lucha democrática, unificando las agendas.
El artículo 168 de nuestra CPE dice que el Presidente y el Vicepresidente podrán ser reelectos en sus cargos por una sola vez. El 21F ratificamos esa disposición. El TCP debió haber hecho respetar este principio, pero no lo hizo, el TSE deberá hacerlo respetar, pero todo indica que no lo hará; por consiguiente, no queda otra que lo hagamos respetar nosotros, toda la ciudadanía, el 27 de octubre de 2019, ratificando que Evo Morales y Álvaro García Linera no podrán ser reelectos.
Para ello, es imprescindible que la movilización ciudadana continúe y se fortalezca, y que, al mismo tiempo, construyamos una alternativa de gobierno capaz de hacer respetar el voto del pueblo y generar un futuro democrático, y de bienestar para todos los bolivianos.
Ricardo Paz Ballivián es sociólogo