Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: miércoles 12 de septiembre de 2018
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Es sabido que el poder marea y corrompe, pero la historia también nos ha demostrado que ni el poder ni la impunidad son eternos.
Bolivia enfrenta momentos históricos de mucha complejidad, en los que la paz y la vida en democracia están en manos o dependen de las decisiones de algunas autoridades.
En los más de 12 años del masismo en el poder, hemos constatado como mal usaron a la institucionalidad del Estado. Los anteriores y actuales miembros del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo de Justicia, de la FFAA y la Policía, de la Fiscalía, así como de la Procuraduría del Estado y otras instituciones públicas, cuyos nombres están registrados, van a ser juzgados y sancionados cuando se reponga el pleno Estado de derecho en el país, pues todos han cometido actos violatorios de la CPE y las leyes, más allá de las violaciones a los derechos humanos.
Desde luego, de esto no se salvarán Evo, Álvaro, sus ministros ni los dirigentes de sus movimientos sociales, todos aquellos involucrados en corrupción, delitos y muertes.
Hoy, Bolivia está en manos de los actuales miembros del Tribunal Supremo Electoral. Ellos tienen la responsabilidad histórica de garantizar la vigencia de la democracia, la libertad y la paz en nuestro país. En sus manos está dar curso o no a un engaño, a una falacia jurídica, como es la repostulación de Evo Morales y Álvaro García.
Recuerden que tienen todos los elementos y argumentos constitucionales y legales para no aceptar dicha repostulación, pero recuerden también que el poder y la impunidad no son eternos, y que no les quede la más mínima duda de que sus actos serán juzgados si éstos violan la CPE y la voluntad del pueblo.