Medio: El Día
Fecha de la publicación: martes 11 de septiembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Se trata de una encrucijada muy espinosa para la oposición, pues el régimen no solo juega a favor de la repostulación, sino también a la eliminación de los posibles contrincantes de Evo Morales, cuya ubicación en las encuestas es cada vez más acechada por otras figuras, especialmente por Carlos Mesa, a quien ya dejaron de amedrentar con juicios en su contra para no favorecer su crecimiento y posicionamiento en la opinión pública.
En ese sentido, los candidatos de la oposición resultarán beneficiados con el voto de sus bases partidarias, capaces de otorgar ciento blindaje a personajes que han estado bajo el acoso del apartado judicial oficialista que buscará por todos los medios la inhabilitación de cualquiera que le haga sombra al primer mandatario. La otra apuesta del Gobierno es llevar a la oposición a la decisión extrema de la abstención, como sucedió en Venezuela, donde el Chavismo ha estado arremetiendo y avanzando de la mano de elecciones y procesos electorales totalmente amañados, carentes de transparencia y sin respaldo legal. Ambos procedimientos los ha usado profusamente Hugo Chávez, Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega y en ningún caso la violación de la ley ha sido impedimento para continuar con la embestida populista.
La alternativa es seguir exigiendo por medio de la movilización y la demanda de respetos a los principios democráticos y el voto soberano, armas pacíficas pero muy efectivas que han logrado debilitar al régimen al punto de conseguir la primera derrota contundente en las urnas y ubicarlo en un punto muy crítico en los sondeos de popularidad.
Nada excluye de que las dos estrategias puedan ser complementarias y en ningún caso se debe buscar la confrontación, pues tanto los partidos como las plataformas tienen como norte fundamental la preservación de la democracia, valor supremo que está en riesgo por el ataque artero de quienes insisten en la dictadura como forma de organización de la sociedad boliviana.
Otra alternativa que no debe perderse de vista y en todo caso puede convertirse en el mejor instrumento de lucha, es la búsqueda de la unidad, no solo de los partidos, sino también de estos con las nuevos exponentes y artífices de la participación en Bolivia, que son capaces de otorgarle la frescura, las ideas y el liderazgo que requiere la política boliviana. No podemos caer en el mismo error de 2008, cuando el movimiento autonómico fue traicionado desde adentro y con ello se perdió la mejor oportunidad de crecimiento democrático. Esta vez, la única opción es salvar la democracia.
Tanto los partidos como las plataformas tienen como norte fundamental la preservación de la democracia, valor supremo que está en riesgo por el ataque artero de quienes insisten en la dictadura como forma de organización de la sociedad boliviana.