Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 11 de septiembre de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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En medio del clima político-electoral vigente en el que terminó de converger el 21F con el calendario de primarias, previa promulgación de la Ley de Organizaciones Políticas, aparece en las encuestas de intención de voto un líder político cuya habilidad para mimetizarse en la historia es cualidad absoluta en él.
Pero esto no le basta, a pesar de tener la coyuntura política que tenemos no le es suficiente y necesita de más cosas, mi sospecha es que todo lo que requiere es tal porque en el fondo nada le es suficiente porque si otro ya estuvo como un ganador absoluto del poder, él no puede ser menos, reclama tenerlo todo y algo más (yapa) como para sentirse un verdadero ganador y así reescribir la historia, o mejor dicho su página de historia en su libro de historia (ustedes perdonarán el trabalenguas). A continuación una lista de aquellas cosas que pienso le faltan antes de sentirse cómodo en la disputa electoral:
Su propio factor de negociación: Costas pone sobre la mesa el aparato de partido, Revilla pone sobre la mesa lo mismo, Samuel sobre la mesa una billetera abundante; y Mesa sobre la mesa espera poner un número significativo de ciudadanos en papel plataforma, que le sirva como elemento negociador.
Caudillo mata caudillo: por más que le cueste en su lógica liberal de la política, Mesa vive alimentado todos los días de la idea de que él ya no es dueño de su futuro, su cuerpo ha sido alzado por la historia y la democracia, por lo tanto la historia le reclama qué hacer.
El momento tarima: probablemente el 10 de octubre sea el último momento para tener su gran cabildo, a partir del momento disponibilidad de alguien que tome el timón opositor, esa tarima escenificará la representación social como deja vu del discurso que dió luego de los hechos de octubre de 2003 en El Alto.
Un discurso pos 21F: debe atreverse a hablar de temas adicionales, o a cambiar aquello que está escrito en una entrevista a un diario de que los juicios afectan su patrimonio y su tranquilidad personal, por eso y no por sentido de preocupación mayor se inmiscuye en política.
Seducir a la clase media ascendente: en la disputa de valores, una porción de la clase media tradicional lo seguiría sin dudarlo, pero el resto y más la clase media ascendente tiene para sus adentros muchas dudas sobre Mesa. Lo tiene más complicado en la relación con aquel tipo de votante que se siente motivado por apoyar a quien sepa darle sostenibilidad y mayores oportunidades en el campo de sus aspiraciones.
Demostrar que tiene palabra: Son más las veces que dijo que no iría de candidato, luego vienen las veces que dijo ambivalentemente que no tenía una decisión, y hasta ahora ninguna que sería efectivamente candidato. Le va costar más desdecirse de eso, que atacar a sus oponentes.
Para ir cerrando, la disputa electoral es algo más compleja porque en el actual escenario político el factor de los intereses variados e infinitos es el más sobresaliente. Una paradoja que encierra Mesa es aquella que por un lado le gusta mostrarse como el primer candidato de las redes sociales en el país, por otro lado en términos generacionales se evidencia que es el más veterano con 65 años en comparación con otros líderes: Costas 63 años, Doria Medina 60 años, Tuto 58 años, Evo 58 años, y Revilla 46 años. Por tanto, no termina siendo una simple casualidad el hecho de que no se vea en la coyuntura de hoy a líderes jóvenes, sino que es un hecho fáctico que las elecciones que se avecinan son algo así como la última disputa para una generación de políticos que se niegan a jubilarse.
Politólogo y docente universitario