Medio: Correo del Sur
Fecha de la publicación: lunes 10 de septiembre de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
Dirección Web: Visitar Sitio Web
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Una serie de pasos dados por las fuerzas gubernamentales durante los últimos días, que van desde anuncios hechos en tono de broma hasta decisiones consumadas, han dado un brusco sacudón al escenario político nacional con un propósito que es tan claro que no deja lugar a dudas ni a ingenuas apelaciones a la buena fe.
El propósito al que nos referimos es uno solo: mantener a cualquier precio el control monopólico del poder político de modo que ninguno de los medios con los que cuenta el sistema democrático para poner límites al autoritarismo en ciernes sea suficiente para lograr tan importante cometido.
La precipitada aprobación de la Ley de Organizaciones Políticas es una de esas medidas. Otra, la anunciada intención de dirigir la artillería durante las próximas semanas contra la libertad de expresión y uno de sus principales pilares, que es la libertad de prensa.
La primera señal de alerta sobre la ofensiva que se prepara la dio el presidente Evo Morales al sugerir la elaboración de una “Ley contra la mentira”. Lo hizo casi en tono de broma, como si no fuera más que una de las ocurrencias con pretensiones humorísticas con las que suele sazonar los discursos dirigidos a sus más fieles adeptos.
Es tan absurda la idea, que al principio fueron muy pocas las personas que la tomaron en serio. Pero no tardaron en multiplicarse en las filas oficialistas las voces que secundaron la propuesta y hoy, por inverosímil que parezca, se puede temer que sea seria la intención de poner en vigencia en el país fórmulas que se creía dejadas atrás, en tiempos de las inquisiciones medievales o las peores dictaduras del siglo pasado.
A dar mayores fundamentos a esos temores contribuyen las más recientes alocuciones presidenciales sobre las que ya hicimos referencia en este espacio. “Estoy esperando que la Federación de Periodistas de Bolivia también nos proclame (como candidatos), vamos a controlar compañeros, la próxima (vez) les voy a revisar su credencial del MAS, hay vamos a saber si son antiimperialistas o anticapitalistas o proimperialistas, procapitalistas”. O la exhortación dicha en tono de amenaza para que los periodistas elijan entre defender “los intereses de la Patria” y no de los propietarios de los medios de comunicación en el marco de la conmemoración del Día Internacional del Periodista. No son las únicas.
Desgraciadamente hay motivos para tomar en serio tan amenazantes palabras. Así lo enseña la experiencia acumulada en el país durante los últimos años y, peor aún, la de países sometidos a regímenes con los que se identifican nuestros actuales gobernantes, como Cuba, Venezuela o Nicaragua.
El propósito es uno solo: mantener a cualquier precio el control monopólico del poder político de modo que ninguno de los medios con los que cuenta el sistema democrático para poner límites al autoritarismo en ciernes sea suficiente