Medio: El Diario
Fecha de la publicación: martes 01 de julio de 2025
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Democracia representativa
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La demagogia, definida de acuerdo a la historia de las doctrinas políticas, como la “forma corrupta y degenerada de la democracia”, “inherente al sistema democrático” y que en la actualidad se adaptó y evolucionó como “posverdad” que implica manipulación de la información, uso de la retórica emocional y simplificación de problemas, se convierte en moneda corriente en esta época electoral, específicamente cuando los candidatos a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, proponen soluciones a la crisis económica que vive el país.
Los candidatos, por lo general, apelan a esta práctica política para manipular las emociones, prejuicios, miedos y esperanzas del electorado con el único fin de ganar apoyo popular.
Los especialistas en economía aseguran que la solución a la crisis económica implica un proceso complejo que podría tomar varios años, es un desafío de largo plazo que requerirá de un proceso gradual, sostenido, que demandará un cambio estructural y un esfuerzo coordinado entre gobernantes y sectores productivos de la sociedad boliviana.
La dependencia de las exportaciones, deuda pública, diversificación productiva, control de la inflación, fortalecimiento del sector privado, inversión extranjera, subvención a los hidrocarburos, sistema impositivo, seguridad jurídica y lucha contra la corrupción, son algunos de los factores que impiden una solución inmediata y que no se pueden concretar de noche a la mañana. Los más pesimistas aseguran que ni siquiera el próximo gobierno solucionará del todo la crisis económica. Aquí habría que puntualizar que no estamos frente a un simple temblor, sino a un paso de un terremoto devastador de la economía popular.
Sin embargo, los políticos tienen una lógica diferente y una visión simplista sobre el tema económico y social. En el inicio de la campaña electoral ya hemos escuchado varias propuestas que se enmarcan en el concepto mencionado. Ahí está los “100 días c…para garantizar el abastecimiento de dólares, gasolina y diésel (sin recurrir a subsidios)” del empresario conocido en otrora como el “rey del cemento”, que intenta llegar a la silla presidencial desde 2009. Al otro extremo, el hijo de un expresidente, con 23 años en la administración pública, ofrece solucionar la crisis económica nada más ni nada menos que en un día. “17 de agosto es nuestra meta, 8 de noviembre somos gobierno y 9 de noviembre transformamos en un solo día. Nada de 100 días, en un solo día c…”.
Paradójicamente el candidato que logró entregar su solvencia fiscal en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no piensa esperar mucho tiempo para ejecutar sus medidas económicas y sociales, sino en cuestión de horas. “Cuando yo sea presidente no hay que esperar 100 días para nada, en la primera hora de gobierno, mientras yo leo mi discurso presidencial, se van a estar ejecutando y a la hora, que yo termine mi discurso, van a ver enmanillados a los corruptos maleantes más grandes de este país”.
El que salió de las fuerzas armadas para dedicarse a la política, asegura que traerá “inmediatamente 10 mil millones de dólares, con la venta anticipada del litio, para estabilizar la economía del país”, cuando Bolivia no figura en el contexto internacional como país certificado para comercializar el litio, recurso que requiere, al menos, cuatro años para generar utilidades, de acuerdo al manifiesto de la Cumbre Energética Bolivia 20205, publicado el mayo por la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB).
Otro con antigüedad de más de 30 años en la administración pública, exvicepresidente y expresidente, propone, siempre y cuando tenga mayoría parlamentaria, estabilizar la economía hasta fin de año con un plan de salvataje y apoyo de organismos internacionales. “Yo creo firmemente que esa estabilidad es hasta Navidad (…)”. Según las dos encuestas que se difundieron con la venia del Tribunal Supremo Electoral (TSE), todo apunta a que ningún candidato obtendrá mayoría parlamentaria y que necesariamente habrá segunda vuelta.
Con estas propuestas, está claro que el fin último, de algunos de los candidatos a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, es instrumentalizar al electorado y dirigirlo como si fuera un rebaño. A estas alturas de la vida institucional del país, la ciudadanía tiene un alto sentido crítico, la suficiente madurez, capacidad de discernir y tomar decisiones con la información adecuada para hacer frente a la demagogia. Sin embargo, lo mínimo que se puede exigir, a los políticos en carrera electoral, es que actúen coherentemente con la realidad. ¿Será mucho pedir coherencia a los políticos en campaña electoral?