Medio: El País
Fecha de la publicación: domingo 09 de septiembre de 2018
Categoría: Organizaciones Políticas
Subcategoría: Democracia interna y divergencias
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Para contar con una estrategia política seria es fundamental previamente la elaboración de un plan de investigación. El uso de la ciencia y la investigación es determinante en una estrategia, no puede ingresar un médico a una operación sin tener los estudios y análisis previos, en la política es igual.
Entre las guías de estrategia existen diferencias, pero la mayoría comparte que un plan mínimo debe contar con estos elementos: metas de la campaña, el terreno, nosotros, los adversarios, otros actores, targets, mensaje, los medios más adecuados y un calendario.
El MAS ganó por goleada las elecciones porque tuvo una gran estrategia que ejecutó de manera efectiva, que fue muy bien estudiada y recalibrada con la flexibilidad que el momento requería, además de las infinitas posibilidades económicas y los medios que le da el poder total.
Ahora, con los 2/3 en la Asamblea, aprobó la ley de partidos, que tiene como hecho determinante la realización de primarias en enero. Es obvia la intención del Gobierno; garantizar la repostulación ilegal de Evo Morales y dividir a la oposición. Pero además, magistralmente, “transponer” el foco de la opinión pública desde las virulentas movilizaciones del 21F a la discusión política de las primarias. Tremenda iniciativa, pero arriesgada a la vez, pues se abre una gran oportunidad para la oposición, que si tiene la madurez política para unirse, tendrán a su favor uno de los recursos más valiosos en política: el tiempo.
“Storytelling” es como la escuela americana define la técnica de “narrativa” más exitosa; herramienta que Evo Morales utilizó de manera magistral, tanto así que su historia enamoró en 2005 a más del 54% de la población y luego superó esas cifras, gestionando paralelamente un contexto muy favorable para sus intereses.
¿Cuál fue el Storytelling del MAS de ese momento? Amenaza: Que Bolivia continúe gobernada por los ricos y corruptos partidos tradicionales que se enriquecieron a costa del pueblo, entregaron el gas a las transnacionales y olvidaron y sometieron a los campesinos, indígenas y clases populares. Oportunidad: Reconocer a los indígenas y campesinos como parte central del Estado, recuperar el gas para los bolivianos, y dejar de ser gobernados desde la embajada americana. Estableció Víctimas: campesino, Indígenas, clases empobrecidas, la Madre Tierra; Villano: los partidos tradicionales, MNR, MIR, ADN, Goni, Banzer, el pasado oscuro además de los gringos; planteó soluciones: Asamblea Constituyente, Nacionalización, nueva distribución de la tierra y posicionó a un héroe: Evo, que encarnaba mejor que nadie esa historia.
De esa narrativa no se soltó durante estos 12 años; sin embargo, la corrupción, la violación a la Madre Tierra, y fundamentalmente el desconocimiento a los resultados del 21F, provocó un golpe mortal a su “credibilidad”, que es el factor determinante del “nosotros” dentro de una estrategia. A Evo el país ya no le cree, y eso es lo más vulnerable para un político.
En las elecciones nacionales de 2009 y 2014, el MAS arrolló con su relato y lo refrescó eligiendo el terreno en el cual pelear en todas la elecciones. Ya tienen listo relato y terreno para 2019: podemos recuperar el Mar con Evo y sigamos con estabilidad económica creciendo, que vamos bien. Mientras al frente se coloca una oposición que jamás pudo hilvanar ninguna narrativa seria, menos posicionar algún terreno de batalla y ni que decir de encarnar algún relato.
Producto del 21F y otros sucesos, por primera vez en 12 años existe la sensación mayoritaria de que Evo puede perder. Por primera vez existen candidatos opositores que, sin hacer campaña, están a dos puntos de Evo, pero lo más importante de todo esto es que, por primera vez, existe una “causa” que generó un movimiento tan grande que esta carcomiendo al Gobierno, el 21F y el respeto a la democracia. Este hecho ha generado un proceso de apropiación, que además es movilizadora y que va más allá de los partidos, un movimiento “genuino”, lo que se denomina “Grassroots”, y que son los verdaderos autores de tantas transformaciones políticas en todo el mundo. Ver como miembros de una comunidad se asocian, crean un movimiento organizado natural y espontaneo para pedir que respeten su voluntad, debe ser la mayor preocupación del gobierno.
Esta causa debe seguir latente , con mayor vigor, pero también el único camino que nos queda, para no repetir errores como el venezolano, es concretar una alianza de los partidos opositores en torno al candidato que tenga mayores posibilidades; con una estrategia clara; que de partida entienda que hay un nuevo elector; que hay nuevos códigos para hacer política en el siglo del conocimiento; esta alternativa debe construir una narrativa que tenga esta causa tan poderosa en el centro, que se conecte con los sueños y aspiraciones del electorado, que contacte sus sentimientos, por encima de sus razones.
De concretarse esto, a partir de febrero luego de las primarias, habrá algo valioso, “9 meses de campaña”, el TIEMPO necesario para comunicar un relato y sumar ciudadanos a nuestra causa; contar con tiempo abre la oportunidad de proponer y disputar el terreno en el cual políticamente vamos a pelear la elección. Con el tiempo suficiente y el know how necesario, el movimiento del 21F puede constituirse en la principal plataforma electoral de campaña, muchísimo más poderosa que las estructuras partidarias, pudiendo ser el factor de desequilibrio en la elección. En síntesis hay condiciones reales de ganarle a Evo y lo mejor de todo, ¡con sus reglas!
También el tiempo será largo para los que apuestan a que la judicialización de la política puede mover el tablero. Creo que no hay opositor con posibilidades que no corra ese riesgo, pero en este contexto, recurrir a esta arma sin duda jugará en contra del poderoso.
Imagino que estos temas y otros deben estar en la cabeza de Carlos Mesa, Samuel Doria Medina, Rubén Costas, Luis Revilla, Tuto Quiroga y otros líderes. Todos los bolivianos esperamos de sus decisiones.
Al igual que a nivel nacional, en Tarija la oposición debe construir la unidad. Las decisiones que vendrán del tablero nacional se darán a partir de la estrategia que cada precandidato ya tiene, y del análisis la trazabilidad política de los candidatos en escenarios de campaña; de estudiar sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Producto de estos factores se moverá el tablero con repercusiones regionales.
Este momento requiere de la oposición grandeza, desprendimiento y sinceridad , entender que la lógica exitosa de la negociación está en el ganar/ganar no en el ganar/destruir. Lo que ocurra los próximos 60 días marcará el futuro político nacional y local de la próxima década, espero que estemos a la altura.